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Comparativa: Dodge Journey Vs. Nissan Qashqai+2 – Familia numerosa

Cuentan con 7 plazas (en configuración 5+2), un equipamiento completo, motores diésel de bajo consumo, amplitud, modularidad y un confort de marcha destacable para devorar y devorar kilómetros.

Su estética responde a conceptos bien diferenciados pero ambos tienen un único objetivo: hacer la vida más fácil a todos aquellos sufridos padres de familia. Para bien o para mal, atrás quedaron los entrañables pero tortuosos viajes en los que todos nuestros seres queridos, sin saber muy bien como, conseguían “embutirse” en un 600 y poner rumbo a la playa o la montaña a pasar unas merecidas vacaciones. Ahora, son multitud las marcas que pugnan de manera feroz en la llamada batalla del espacio, representada fundamentalmente por monovolúmenes, SUVs y crossovers. Inmersos de lleno en esa lucha se encuentran nuestros protagonistas, que cuentan con cualidades más que suficientes como para complicar aún más la difícil tarea de adquirir un vehículo de estas características.

Diferentes concepciones

Tanto en el aspecto como en sus dimensiones el Dodge Journey y el Nissan Qashqai+2 distan bastante entre sí. El modelo americano es realmente un vehículo difícil de catalogar, lo que le dota de un encanto especial. En realidad no hay prácticamente nada parecido en el mercado; su planta lo sitúa a medio camino entre un monovolumen y un SUV. La silueta del Nissan, por su parte, deja bien a las claras que estamos hablando de un crossover compacto mucho más cercano a los estándares estéticos europeos. Aún así, queda claro que desde el otro lado del charco han entendido de sobra este concepto y cada vez nos sorprenden más gratamente productos adaptados al gusto del viejo continente, como es el caso del Journey.

Las medidas del Qashqai+2 son sensiblemente inferiores, sobre todo en lo que respecta a la longitud (4,52 m vs. 4,88) y la anchura (1,78 m vs. 1,83). La altura es de 1,64 y 1,67 m respectivamente. En el Journey, además de la característica parrilla delantera que portan todos los modelos de la marca, destacan sus pasos de rueda, un perfil llamativo y la línea de la cintura, acentuando ese cierto carácter deportivo que posee el conjunto del vehículo. En el Qasqhai+2 llama la atención el imponente frontal, la línea del techo que cae hacia la parte trasera o el pequeño alerón integrado encima del portón trasero. Un diseño atractivo, musculoso y moderno que ha cautivado a multitud de compradores, como así lo demuestran las enormes ventas del japonés (sobre todo en su versión de 5 plazas).

Mecánicas

En nuestro mercado, el Journey sólo está disponible con un motor, un 2.0 TDI de 140 CV alimentado por bomba-inyector proveniente del grupo Volkswagen. Parece una decisión muy coherente ya que el cliente potencial de este tipo de automóviles busca un consumo reducido sin renunciar a las prestaciones y, en este sentido, como se ha venido demostrando durante mucho tiempo, la mecánica de los alemanes es todo un ejemplo.

Lástima que este propulsor no sea el de última hornada con funcionamiento por conducto común, lo que a buen seguro hubiera eliminado esa sensación áspera y la respuesta un tanto brusca que se percibe desde el interior. Por lo demás, esta motorización se muestra bastante solvente a pesar del tamaño del Journey, logrando unos registros más que aceptables. Su zona útil comienza a partir de las 1.800 vueltas, con una entrada del turbo algo violenta como comentábamos. El consumo durante nuestra prueba fue muy contenido con una media de 7,9 litros en nuestro recorrido, realizado fundamentalmente por autopista circulando a ritmo legal.

En el otro lado, encontramos el motor 2.0 dCi de 150 CV de origen Renault, también toda una garantía en respuesta y fiabilidad. Es una mecánica agradable, suave y con un rendimiento magnífico. Tiene fuerza desde la zona baja del cuentarrevoluciones, gana vueltas con facilidad y es capaz de llegar a las 4.500 rpm sin que desfallezca la sensación de empuje. El gasto de combustible que registramos realizando un trayecto similar fue de 7,5 litros de media a los 100 Km., lo que supone 0,4 litros menos. No debemos olvidar que la unidad de pruebas de nuestro Dodge equipaba un cambio automático de doble embrague con 6 relaciones en el que el consumo medio homologado es algo superior al del cambio manual de 6 velocidades (7,0 l frente a 6,5), transmisión que empleaba el Qashqai+2.

Rodando

Respecto al comportamiento, el Nissan sobresale por encima de todo por su agilidad y su excelente compromiso entre confort y estabilidad. El crossover japonés, tiene una conducta ejemplar y muestra un aplomo envidiable, que lo coloca entre los mejores puestos de su categoría. En esta versión con tracción sólo a las ruedas delanteras es más subvirador, pero en general entra con una facilidad asombrosa en las curvas. La suspensión puede resultar un tanto firme en ocasiones y la carrocería no balancea en exceso (aunque lo hace en mayor medida que en la variante de 5 puertas).

En el Journey la filosofía es completamente distinta y se nota desde el primer momento que ha sido puesto a punto para lograr la mayor comodidad posible dejando en un segundo plano la eficacia a ritmo elevado o en carreteras sinuosas. Se nota menos el paso de los kilómetros que en Qashqai+2, pero a cambio tiene una suspensión demasiado blanda, la dirección no es una referencia en lo que a precisión se refiere y, como es lógico, los movimientos de la carrocería son mucho más grandes. Pese a contar también con tracción delantera, al inscribirse en un giro tiende a sobrevirar de manera evidente. No debemos olvidar su filosofía familiar y no cabe duda de que, una vez conocemos sus límites, es un vehículo que no nos sorprenderá con reacciones bruscas o inesperadas.

Interiores

Los americanos han hecho un gran esfuerzo por mejorar la calidad de sus interiores y han cuidado especialmente el del Journey. Sin llegar a la nobleza exhibida por la mayoría de fabricantes europeos, los materiales son más robustos, tienen mejor aspecto y la sensación general que se percibe es ahora mucho mejor que la que encontramos en otros modelos de Dodge. El salpicadero es de un material blando mullido, aunque también es cierto que encontramos multitud de plásticos repartidos por todo el habitáculo cuya calidad visual deja algo que desear, restándole clase al acabado del conjunto. La consola central acapara casi todos los mandos, cuyo manejo puede desconcertarnos al principio puesto que éstos resultan poco intuitivos. Uno de los puntos a destacar es la gran cantidad de huecos y lugares disponibles para colocar objetos en forma de cajones bajo el suelo, guanteras o un compartimento que nos sorprende bajo la banqueta del acompañante.

En el Qashqai+2, el interior está mejor realizado y más que por los materiales y la calidad del tacto de los mismos, esta ventaja se observa de forma clara si atendemos principalmente al ajuste de las diversas piezas. Los plásticos empleados son más agradables a la vista y algunas zonas cuentan con revestimientos que evidencian estar un paso por encima. El funcionamiento de toda la botonería es algo más sencillo pero la mayor pega es que se encuentran un tanto dispersos entre sí, repartidos entre el salpicadero y la columna. También abundan los sitios para depositar o guardar nuestras pertenencias.

En los dos casos la postura al volante es muy fácil de encontrar gracias a los múltiples y amplios reglajes que permiten el volante y los asientos. Hay que decir que los del Qashqai+2 son algo más ergonómicos y, si bien el contorno del respaldo proporciona una mayor sujeción lateral, ambos destacan por su elevado nivel de confort.

Espacio y maletero

Seguro que este apartado es el más esperado por muchos en esta comparativa, y ya les adelantamos que en este sentido, cualquiera de los dos vehículos dejará más que satisfecho a cualquiera. Vaya por delante que gracias a la gran versatilidad que ofrecen nuestros protagonistas en ambos casos se percibe una sensación de amplitud destacable.

En la segunda fila de asientos del Dodge tenemos espacio más que suficiente para tres adultos, aunque la plaza central puede quedar algo justa si hablamos de la anchura. Opcionalmente, estos asientos pueden elevar la posición de la banqueta, lo que sin duda será del agrado de los más pequeños de la familia. Los de la tercera fila, ocultos bajo el maletero ofrecen una amplitud por encima de la media si comparamos con algunos de sus rivales, incluido también el Qashqai+2. Hay que decir que cada hilera de asientos se encuentra en un plano superior a la anterior, para permitir a todos tener una visión adecuada de la carretera. Excepto el del conductor, todos pueden plegarse o abatirse por completo, con lo que conseguimos una superficie de carga enorme. En condiciones normales, el maletero tiene una capacidad de 783 litros (con posibilidad de aumentar hasta 1.610 litros). Una cifra que se ve considerablemente reducida si queremos emplear los 7 asientos disponibles.

El Qashqai+2 también puede integrar las últimas plazas en el maletero. Éstas resultan un poco menos aprovechables aunque un adulto de hasta 1,70 m de altura puede viajar con cierta normalidad echando en falta algo más de espacio para las piernas, sobre todo si los pasajeros de delante viajan muy reclinados. La anchura disponible en la segunda fila de asientos es buena y la plaza central es algo más cómoda que la del Journey. Los respaldos pueden plegarse por secciones y cuentan con multitud de posibilidades de regulación. Eso sí, la altura es inferior debido en parte al gran techo panorámico que hace perder unos centímetros. Excepto las plazas delanteras, el resto se pueden plegar para lograr un área prácticamente plana, como en el caso de su oponente. El maletero alcanza una capacidad de 1.520 litros (sin abatir los asientos tiene un volumen de 450 l).

Precio

La versión básica del Nissan Qashqai+2 con el propulsor diésel de 150 CV tiene un precio de 24.550 €, mientras que para hacernos con un Journey deberemos desembolsar 23.116 € (el cambio automático sólo está disponible a partir del acabado SXT, combinación que cuesta 30.448 €). El modelo nipón dispone de seis airbags, control de estabilidad, control de tracción, aire acondicionado, ordenador de viaje, techo panorámico o faros antiniebla de serie. Si optamos por un acabado superior podremos equipar multitud de elementos como los faros de xenón, el control de crucero, el sensor de lluvia, el doble climatizador, una cámara de visión trasera o un sistema de arranque y acceso con llave inteligente.

Datos técnicos
Marca y modelo Dodge Journey Nissan Qashqai+2
Acabado 2.0 CRD SXT 2.0 dCi Visia B. 4x2
Especificaciones
Longitud/anchura/altura (mm) 4888 / 1834 / 1672 4525 / 1783 / 1646
Distancia entre ejes  (mm) 2890 2765
Diámetro de giro (m) 11,3 11
Peso (kg) N.D 1706
Volumen del maletero (l) 783 / 1610 450 /1520
Neumáticos de serie 225/60 R17 215/65 R16
Motor
Cilindrada (cc) 1968 ( 4 en línea) 1995 ( 4 en línea)
Potencia (cv) 140 150
Par máximo (Nm/rpm) 310 320
Tracción Delantera Delantera
Transmisión Automática, 6 velocidades Manual, 6 velocidades
Consumo
Combustible Gasoil Gasoil
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) 9,1 / 5,9 / 7 8,5 / 5,6 / 6,7
Emisiones CO2 (gr/km) 186 177
Consumo durante test (l/100km) 7,9 7,5
Características
Aceleración 0-100 km/h (s) 11,8 10,9
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª N.D N.D
Capacidad depósito (l) 89 65
Velocidad máxima 182 190
Precio (sin extras)
Euros 30.400 24.550
Equipamiento extra Camara visión trasera (290 euros) + Techo solar eléctrico (880 euros)
Más datosMenos datos

El Dodge Journey tampoco se queda atrás y aunque la versión más asequible denominada “2.0 CRD SE” queda algo justa de equipamiento, no faltan multitud de ayudas electrónicas a la conducción o dispositivos como el control de presión de neumáticos de serie. Como suele ser habitual, tan sólo los acabados superiores cuentan con los elementos más interesantes, y como opción podremos instalar un video DVD para las plazas traseras, un navegador con disco duro de 30 GB o una pantalla táctil para la consola central.

Conclusión

Tanto el Qashqai+2 como el Journey son dos buenas alternativas dentro del complicado mercado en el que se encuentran. Ambos consumen poco, tienen buenas prestaciones y no tienen un precio elevado. La configuración “5+2” está de moda y cada fabricante tiene una manera peculiar de llevar a la práctica esta propuesta. El Qashqai+2 aprovecha el tirón comercial y la reputación que se ha ganado a pulso su “hermano” de cinco plazas heredando su excelente dinamismo y su comportamiento ejemplar, ofreciendo mayor espacio y soluciones para las familias numerosas sin renunciar un ápice a su esencia y sobre todo, a su mayor cualidad: su agilidad. El Journey llama la atención por su particular estética robusta y deportiva, es un vehículo que se centra más en la comodidad y, aunque deja de lado ciertos aspectos dinámicos, viajar con todos nuestros seres queridos en él será de todo menos un problema gracias a la enorme versatilidad de su habitáculo.

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