Pese a que muchos quieran defenestrarlo, el diésel sigue siendo un combustible eficiente, actual y, por qué no, deportivo. Por eso, Audi ha decidido que la versión más prestacional de la familia Q5, el SQ5, vuelva a estar animado por un bloque de gasóleo. En este caso, el protagonista es el siempre efectivo V6 3.0 TDI, el cual está incluido en múltiples modelos de la firma de los cuatro aros.
En el caso que aquí nos ocupa, sus ajustes y modificaciones le han permitido incrementar su potencia hasta los 347 CV, a los que acompaña un par máximo de 700 Nm, disponibles entre las 2.500 y las 3.100 rpm. Esto, unido a la transmisión automática asegura unas prestaciones más que decentes, con un 0 a 100 km/h de 5,1 segundos y una velocidad punta limitada de 250 km/h.
Todo ello sin olvidar un consumo medio homologado de entre 6,6 y 6,8 l/100 km. Una cifra sobresaliente que se consigue, entre otros, por el sistema de hibridación suave Mild-Hybrid con batería de 48 V, al que se suma un compresor eléctrico (EPC) el cual sirve de ayuda al turbocompresor para que la respuesta al acelerador sea casi inmediata, en concreto, desde 1.650 rpm.
Volviendo al sistema MHEV, este le permite rebajar el consumo medio en 0,7 l/100 km gracias, por un lado, a que entre 55 y 160 km/h, el SQ5 es capaz de desplazarse en modo por inercia apagando o dejando el motor al ralentí (durante un máximo de 40 segundos) y, por otro, a que el Start&Stop puede activarse desde 22 km/h.
Traza curvas
Un compendio que se gestiona a la perfección a través de la caja de cambios automática tiptronic de ocho relaciones con unas primeras marchas cortas y deportivas, y unas superiores largas para reducir el régimen del motor y el consumo. Además, tampoco hay que olvidar el afamado sistema de tracción total quattro, el cual, viene equipado con un diferencial central autoblocante que distribuye el par entre los ejes delantero y trasero con una relación 40:60, aunque puede llegar a enviar hasta un 70% al delantero o un 85% al trasero en condiciones extremas. Adicionalmente, se puede sumar un diferencial trasero deportivo para distribuir la fuerza entre las ruedas posteriores, eliminando el subviraje.
Para enfatizar su carácter deportivo, los ingenieros alemanes también han realizado ciertos retoques en su puesta a punto. Monta una dirección progresiva variable más directa, discos de freno delanteros ventilados, con un diámetro de 375 mm y con pinzas de aluminio de seis pistones, o una carrocería rebajada en 30 mm gracias al nuevo tarado de la suspensión con control de amortiguación que puede ser mejorada en opción si se incluye la neumática adaptativa.
En el apartado estético, este SQ5 TDI ofrece sutiles diferencias como unos paragolpes más voluminosos, entradas de aire delanteras más grandes, difusor trasero, llantas de 20 pulgadas (21 en opción), pinzas de freno en negro o rojo, parrilla singleframe con lamas dobles de aluminio, molduras en gris mate, carcasas de los retrovisores en aluminio…
De puertas para dentro aparecen el volante achatado en su parte inferior, forrado en cuero y con costuras en contraste, asientos deportivos tapizados en cuero y Alcantara, molduras en aluminio pulido, madera o carbono, pedales deportivos en acero inoxidable, umbrales de las puertas iluminados y con el logo S, costuras en contraste…
En definitiva, queda claro que Audi confía ciegamente no solo en la eficiencia del diésel, sino también en el toque deportivo que se consigue. Prueba de ello es este SQ5 TDI que llegará al mercado alemán en verano y que costará 67.750 € de partida. Para el mercado español habrá que esperar un poco más.
