Históricamente, los descapotables siempre han gozado de una fama y una popularidad muy alta, que viene justificada por un encanto innato. Pero si a esas características se le añade la deportividad más extrema, pocas palabras nos quedan para describirlos. Y eso es lo que, precisamente, ha logrado Lamborghini con su última variante. Sí, porque la marca italiana ha ‘desmelenado’ a su Aventador LP750-4 Super Veloce al quitarle por completo el techo para generar aún más sensaciones.
Y es que cualquiera de los 500 afortunados que hayan accedido a él (Lamborghini sólo ha sacado a la venta dicho número de unidades… y ya están todas vendidas) podrán contar a sus familiares y amigos que han sido capaces de viajar a cielo abierto a 350 km/h, que es la velocidad máxima que alcanza este superdeportivo, o de llegar a 100 km/h desde parado en sólo 2,9 segundos.
Cifras que lograrán al encender el magnífico motor 6.5 V12 atmosférico capaz de generar una potencia de 750 CV a 8.400 rpm y de lograr un par máximo de 690 Nm. Fuerza que se transmite a las cuatro ruedas (de ahí la aparición del número 4 en su nombre) a través de una caja de cambios automática secuencial ISR de doble embrague y siete relaciones.
Una mecánica prodigiosa que no sería nada sin la estructura que lo ‘envuelve’ y que, en este Aventador, está formada por un chasis de fibra de carbono, elemento que también se ha empleado en los asientos (que además están tapizados en un tejido experimental denominado CarboSkin) y en el techo. Pieza, esta última, que está compuesta por dos partes que se ponen y quitan a mano. Entre ambas tienen sólo un peso de 6 kilogramos las dos pesan menos de seis kilos (de hecho este Super Veloce Roadster es 50 kg más ligero que el Aventador LP700-4 Roadster) y, una vez desmontadas, se podrán guardar en el maletero con facilidad.
Como decimos, las 500 unidades de este Roadster ya tienen dueño, donde cada uno ha tenido que pagar los casi 500.000 euros que cuesta para llevarse a casa uno de los descapotables más pasionales y deportivos de los últimos años y que, seguro, entrará en los libros de la historia del automovilismo.
