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Primer contacto: Audi A7 Sportback – Tres mundos paralelos

Berlina, coupé y avant son los tres mundos que parece albergar el A7 Sportback en su interior.  A partir del 30 de octubre de 2010 los interesados podrán acudir a los concesionarios para comprobar qué hay de cierto en esta afirmación de Audi.

Nosotros ya hemos tenido la oportunidad de probar el A7 Sportback.
El nuevo Audi es elegante, de eso no cabe duda. Sobre todo a partir del montante B esta berlina de lujo de casi 5 metros de longitud y algo más de 1,90 metros de ancho tiene un aspecto más elegante, más esbelto y aun así más deportivo que muchos coupés. Sin embargo, el A7 Sportback no es un coupé. Si lo fuera le sobarían dos puertas.

Berlina, coupé y familiar

El A7 Sportback pretende ser, al mismo tiempo, una berlina. Como es sabido, éstas son imponentes, a veces incluso elegantes, aunque lo más importante es que ofrecen suficiente espacio para cuatro personas. Esto también lo hace el A7. Tan sólo los ocupantes de mayor envergadura podrían tener problemas con el perfil tendido del techo, y sólo los más gruñones se quejarán de que, para ser un coche tan sumamente ancho, el interior no parece ser demasiado opulento.

Sin embargo, Audi quiere algo más. El A7 Sportback también pretende ser un familiar. En Ingolstadt, este tipo de automóviles recibe el nombre de «Avant», aunque la mayoría de ellos no sorprenden con un valor útil superior a la media. Tanto es así que el maletero del A7 Sportback también tiene una capacidad media (535 litros). Si abatimos los respaldos de los asientos traseros el volumen de carga aumenta hasta los 1.390 litros, es decir, no llega siquiera al volumen de un familiar normal (un Skoda Fabia Combi presenta una capacidad de 1.485 litros con una longitud de 4,25 metros).

¿Un A6 más bonito? ¿Un A8 mejor?

En realidad éste no es siquiera el objetivo, y los futuros compradores seguro que tampoco esperan esto del A7. El A7 Sportback debe, sobre todo, representar y reflejar el estatus de sus ocupantes. Y esto es algo que sabe hacer casi mejor que un A8, del que ha heredado su técnica, la cual transmitirá a su vez a finales de este año al nuevo Audi A6.

Y esperemos que también el diseño de su interior. El acabado del que quizá sea el Audi más elegante no presenta defecto alguno. Los materiales son finos, la composición armónica y el habitáculo tiene un aspecto ligero y fresco. Es decir, bienestar en estado puro. Lo único que empaña esta sensación son las ventanillas laterales traseras que sólo se retraen en un 60%. Esto no sólo es raro, sino que molesta. Y ya que hablamos de cosas que tienen un aspecto raro, pasemos al alerón retráctil montado en la zaga. A partir de los 130 km/h éste se deja ver sí o sí, lo que rompe la estética por completo, aunque parece ser que mejora el comportamiento en carretera. No diremos nada si en realidad es necesario.

Ahora también con sistema de información proyectada en el parabrisas

En el apartado técnico no parece que el A7 Sportback aporte ninguna novedad digna de mención. Por primera vez tiene cabida en un Audi el sistema de advertencia de cambio del carril (595 euros). En caso de descuido del conductor (al abandonar de forma involuntaria el carril) y a velocidades superiores a los 60 km/h, el A7 corrige la trazada girando suavemente. Sin embargo, esto no es ninguna novedad, ya que el VW Passat CC ya incorpora esta función desde hace años. Esto es posible gracias a la nueva dirección electromecánica, que muestra el mismo comportamiento preciso al que nos tiene acostumbrados la casa. El sistema realiza tres correcciones, dejando posteriormente el control de nuevo en manos del conductor.

Otra novedad que incorpora el A7 Sportback y que, en realidad, no tiene nada de nuevo es el sistema denominado «Head Up Display». Este artilugio cuesta 1.645 euros y proyecta mucha información útil en el parabrisas, animando así al conductor a dejar de mirar al tacómetro y a la pantalla del navegador. Un sorprendente cambio de opinión, ya que en el Día de la Técnica del A8, celebrado en diciembre de 2009, los de Ingolstadt todavía afirmaban que la incorporación de un sistema de este tipo en un Audi sería impensable. Quizá sea el breve periodo de desarrollo el motivo por el cual el elemento fabricado en plástico barato situado entre la visera del tacómetro y el parabrisas tiene el aspecto de algo improvisado.

Sin embargo, en el A7 Sportback no sólo se encuentran imitaciones. Por ejemplo, lo que sí es nuevo en la opción «W-Lan hotspot» que permite a las tarjetas UMTS acceder rápidamente a Internet. Esto funciona, aunque no resulta tan complicado como en BMW. En el nuevo Audi se puede acoplar vía Bluetooth cualquier dispositivo compatible con Internet, por ejemplo se puede navegar tranquilamente con el portátil mientras el conductor maneja suavemente el timón.

Un cruiser deportivo

A pesar de su imagen de marca deportiva, el A7 Sportback está predestinado a planear. Y en este sentido da lo mismo que incorpore el TDI (3.0 TDI Quattro) de 245 CV con cambio de doble embrague de serie o el motor de gasolina con compresor (3.0 TFSI Quattro) de 300 CV.

El 3.0 TDI de 245 CV cuesta 63.900 euros, unos 2.000 menos que la motorización de gasolina. Ambas mecánicas permiten al A7 Sportback alcanzar los 100 km/h en unos seis segundos y registrar una velocidad máxima de 250 km/h. Todo esto con un consumo de tan sólo 6,0 litros en el caso del propulsor diésel y de 8,2 litros en el caso del gasolina.

Conclusión

El Audi A7 Sportback es chic, bonito, hermoso, elegante, imponente, impresionante y bueno. En la actualidad, se podría decir que es el Audi más bonito. Esto es algo que también saben los de Ingolstadt y, por este motivo, exigen una suma considerable por él. Por debajo de los 60.000 euros nadie se podrá llevar un A7 Sportback a casa. La lista de suplementos también resulta tentadora. Nuestra recomendación en cuanto a la motorización es el 2.8 FSI, ya que se adapta a la perfección al carácter del A7 Sportback. Se trata de un planeador, no de un corredor.

Sin embargo, existen dos cosas que nos molestan enormemente: su ridículo alerón retráctil (el A5 Sportback tampoco lo tiene) y las ventanillas traseras retraíbles tan sólo en un 60%. ¿Tonterías? Quizá, pero en el caso de un automóvil de diseño tan caro son precisamente esos detalles los que molestan.

¿Preparado para lo siguiente?

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