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Primer contacto: Citroën DS5 – Belleza unida al lujo

Parece que Citroën se ha tomado muy en serio su división de lujo. En febrero de 2012, y tras el éxito del DS3, el DS3 Racing y el DS4, llega al mercado un nuevo miembro de la distintiva línea DS. Sin embargo, a diferencia del DS3 y del DS4, el novedoso DS5 no guarda relación directa con el C5.

Y, al contrario de lo que suele hacer habitualmente, en este caso la casa francesa da por buena alguna que otra desventaja en aras de la belleza. Al contrario de lo que cabría esperar por su nombre, el DS5 no está basado en el modelo de clase media C5 de la marca francesa, sino en la plataforma 2 utilizada para el C4, el DS4 y el C4 Picasso. Otro fabricante que también ha aprovechado esta plataforma técnica para el desarrollo de sus propios modelos es el grupo Peugeot, concretamente para el 308 y 3008. Sin embargo, para el DS5 Citroën ha optado por la variante de batalla larga (2,73 metros) y, además, también ha ampliado el ancho de vía en comparación con el C4.

En el aspecto estético resulta evidente que el DS5 poco tiene en común con el C5, así como con cualquier otro automóvil. Parece que, tras largos años de apatía creativa, Citroën vuelve a tener valor para salirse del camino marcado. Siguiendo esta nueva filosofía, la marca de los dos chevrones ha concebido para el DS5 una carrocería cuidada y moderna que no facilita para nada su clasificación en un segmento en concreto.

Un poco de todo¿Una berlina de trasera aerodinámica, un coupé algo elevado, un familiar de diseño o un seudomonovolumen? Aunque parezca que todas y cada una de estas descripciones encajan con el nuevo DS5, en realidad ninguna da en el clavo. Sin embargo, independientemente de cómo clasifiquemos al DS5, no cabe duda que se trata de un soplo de aire fresco para la monótona línea estética de Citroën. Quizá la multitud de pliegues de su carrocería o sus innumerables inserciones cromadas dejarán de estar de actualidad en un par de años, pero eso es algo de lo que no tenemos que preocuparnos ahora.

Elegante sería un buen adjetivo para el interior de este francés de 4,53 metros de longitud que, pese a sus dimensiones compactas, ofrece un excelente confort en la parte trasera. Sus amplios asientos, que se puede tapizar opcionalmente en cuero, invitan a sentirse a gusto, su nuevo cuadro de instrumentos presenta un aspecto elegante a la par que práctico y la consola central se muestra más ordenada que nunca, sobre todo porque ahora Citroën incorpora un controlador giratorio para el manejo de los sistemas de navegación y entretenimiento.

Un salpicadero elegante con un reloj barato

Los excelentes acabados de los materiales nobles empleados son el complemento ideal a su elegante estética, si bien su enorme salpicadero causaría una impresión aún más lujosa si estuviera revestido de piel en lugar de presentar superficies de plástico texturadas. Y, sin embargo, hemos encontrado un punto débil. Si bien el reloj analógico situado en el salpicadero es grande y bonito, por un lado su ubicación es demasiado oblicua por lo que prácticamente no se puede leer y, por otro, está cubierto por una simple lámina de plástico. Su aspecto es el de un componente barato y completamente fuera de lugar y, además, el plástico refleja la luz.

Aparte de este pequeño detalle, el DS5 nos sorprende con otras muchas soluciones prácticas. En lugar del habitual techo panorámico, Citroën ha montado tres lunas individuales en el techo, dos independientes para las plazas delanteras y una para las traseras. Como queriendo emular el diseño de un avión, entre las tres lunas se ha ubicado una unidad central de mando con multitud de botones, entre ellos uno para el control de la cortinilla parasol. También cuenta con dos compartimentos de almacenamiento superiores de los que no caerá una máscara de oxígeno, pero que sí servirán para guardar algunos objetos pequeños.

Plano de carga elevado

Para el resto de los trastos hay pocos espacios, sobre todo ningún hueco portaobjetos –a excepción de los de las puertas– donde se puedan dejar el teléfono o el monedero. Tan sólo encontramos un pequeño compartimento de almacenamiento debajo del reposabrazos central, donde también se esconde la conexión USB. Y en la parte de atrás habrá que conformarse con los portavasos del reposabrazos, siempre y cuando la plaza central no esté ocupada, claro.

Sin embargo, con sus 460 litros la capacidad del maletero resulta suficiente, si bien su plano de carga es algo elevado, lo que dificulta en cierta medida el proceso de carga del mismo. Aunque los ingenieros son conscientes de este hecho, su exclusa o explicación –depende de cómo se mire– es bien sencilla: «así resulta más elegante». Y en aras de una estética mejorada estos mismos ingenieros han utilizado otras artimañas creativas, como las pequeñas tiras de plástico negro situadas en los pasos de rueda traseros. Éstas no sirven a ningún propósito aerodinámico, pero ensanchan de forma efectiva e invisible la carrocería, de manera que las ruedas pueden desplazarse un poco más hacia afuera y confieren al DS5 una presencia más rotunda.

Numerosos trucos

Y hablando de trucos, el que piense que su peculiar sistema de proyección en el parabrisas (Head-Up Display), que con su bandeja extensible parece un poco fuera de lugar, se ha incorporado así por motivos económicos está muy equivocado.  Todo lo contrario. Esta solución poco elegante es incluso más cara que la proyección directa en el parabrisas, sobre todo porque requiere el uso de un motor adicional para el proceso de plegado y desplegado.  La razón de ser de este sistema es la inclinación y la forma abombada del parabrisas del DS5, al igual que ocurre, por ejemplo, en el Peugeot 3008. Debido a sus características especiales, la proyección directa sobre la luna quedaría demasiado distorsionada y sería difícil de leer.

Donde los ingenieros no han mostrado ni un ápice de creatividad es en el apartado de las motorizaciones, ya que todas las mecánicas son viejas conocidas. En este sentido tampoco sirve de nada que Citroën no haga otra cosa que alabar el diésel híbrido de 200 CV disponible para el DS5, puesto que esta misma variante ya la utiliza Peugeot. Además, a día de hoy también resulta dudoso que el híbrido llegue a alcanzar la deseada cuota de ventas del 15%. Aunque sobre el papel destaca especialmente su ejemplar consumo de 3,8 litros, su precio (se anunciará pronto para el mercado español) asustará a más de uno.

Nuestra recomendación: el motor diésel superior

Tanto más cuando los motores diésel convencionales, por los que se decantarán en torno a dos tercios de los compradores, ofrecen también unas cifras nada desdeñables: 4,4 litros y unos 5,0 litros a los 100 kilómetros. El propulsor básico es el eHDi 110 de 112 CV de potencia con sistema automático de parada y arranque que, al igual que el modelo Hybrid, está asociado inexorablemente al cambio manual pilotado ESG6.

El segundo de los propulsores, HDi 165, resulta mucho más agradable, y no sólo por ser más potente sino por ser más silencioso. Por cierto que éste constituye además la base de la mecánica híbrida y, de forma opcional, se puede combinar con un cambio de seis velocidades o con un cambio automático muy poco eficiente. Además de sus 163 CV, los 340 Nm que desarrolla proporcionan suficiente empuje y diversión al volante. Otro punto a destacar es que el diésel solo es capaz de remolcar 1,5 toneladas, aunque con el propulsor eléctrico adicional tan sólo 800 kilogramos.

Un cambio automático poco eficiente

Además de los dos diésel, Citroën cuenta entre sus filas con otros dos motores de gasolina, un propulsor turbo de 4 cilindros y 1,6 litros en dos niveles de potencia. El menos potente de los dos desarrolla 156 viene equipado con un cambio automático de seis velocidades, mientras que el más potente alcanza los 200 CV y sólo está disponible con cambio manual. Esto ofrece una gran ventaja en cuanto al consumo, ya que el hermano mayor es casi medio litro más eficiente que el hermano pequeño.

Dado que, tal y como hemos dicho, el DS5 no se basa en el C5, tampoco puede disfrutar del chasis hidroneumático utilizado en éste último y que resulta extremadamente suave en marcha. El DS5 ha de conformarse con un chasis bastante más rígido. Aunque esto le permite rodar más rápido, el confort pierde enteros al pasar por encima de las juntas transversales e irregularidades del asfalto.

¡Luces fuera!

En este caso, Citroën ha prescindido de un chasis adaptativo. Tampoco lo necesita, ya que pese a toda la dureza de la subestructura utilizada, el reglaje del DS5 continúa siendo adecuado para cualquier situación de conducción. En cambio, otra de sus virguerías resulta sumamente práctica, pese a no ser nueva. Estamos hablando de la función «Black panel». Gracias a ella, al caer la noche es posible desconectar la iluminación de los indicadores, de forma que el conductor no resulta deslumbrado. Tan sólo el tacómetro permanece iluminado, si bien los indicadores de seguridad y advertencia, como el de reserva de combustible, se iluminan según necesidad.

Por lo demás, el DS5 cuenta con los sistemas de ayuda habituales en su segmento: sistema de advertencia de cambio del carril, freno de estacionamiento eléctrico, acceso sin llave, indicación de cambio de marcha, asistente de luz larga en carretera, luz de curva, así como cámara de visión trasera. Ésta última es necesaria, ya que el DS5 tiene de todo menos buena visibilidad, lamentablemente también en el sentido de la marcha. El montante A dividido en dos está situado tan adelante, que en curva a menudo supone un obstáculo para la visión de la carretera.

Conclusión

Por fin Citroën vuelve a demostrar valor para exhibir cierto nivel de extravagancia. Todos los modelos DS constituyen un agradable cambio con respecto a la ya tradicional estética Citroën, demasiado estandarizada y aburrida, y el DS5 se perfila como la guinda del pastel gracias a su carrocería de vanguardia y su interior elegante.

Tanto nos ha llamado la atención su elegante lenguaje creativo que nos hemos sorprendido pasando por alto algún que otro inconveniente, como su elevado plano de carga o su escasa visibilidad. Como se suele decir, «para estar guapo hay que sufrir».

¿Preparado para lo siguiente?

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