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Primer contacto: Kia Carens – La reválida

¿Os acordáis?

Hace aproximadamente 20 años los fabricantes de automóviles alemanes todavía sonreían con desprecio ante la visión de los primeros automóviles made in Corea. Por aquel entonces se trataba aún de productos de acabados más que dudosos con una tecnología poco atractiva y un diseño que solo unos pocos europeos entendían como tal. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Los modelos coreanos antaño ridiculizados se han convertido casi sin darnos cuenta en toda una marea de automóviles modernos y bien equipados capaces de plantarle cara a las marcas más consolidadas. Y desde que en Kia fueron tan inteligentes de cubrir la vacante de jefe de diseño directamente desde el sector automovilístico alemán, el estilo también ha triunfado. ¿Necesitáis ejemplos? El nuevo Carens sin ir más lejos. Este cuatro puertas de 4,53 metros de longitud resulta sorprendentemente discreto gracias al diseño firmado por el antiguo hombre de Audi Peter Schreyer. Los elementos de diseño típicos de Kia, como puede ser la presentación del frontal o los grupos ópticos de concepción uniforme en toda la gama de modelos, tienen un importante valor de reconocimiento, pero la marca aún no está tan implantada entre el público. Todavía suele ser demasiado habitual confundir el Carens con un producto procedente de Colonia o de otro emplazamiento alemán.

Pero esta discreción camuflada en tonos naturales no tiene por qué ser una desventaja, al fin y al cabo la intención del propietario medio de un Carens no es presumir de coche, sino más bien disfrutar de la excelente calidad de manufactura de una carrocería plasmada en estrechas aristas y piezas de carrocería perfectamente encajadas.

Una carrocería sin carencias funcionales

El lema del Carens es, por tanto, más consistencia que apariencia. Este minimonovolumen tiene todo lo que hace falta para que su manejo diario resulte sencillo y agradable. Empezando por las puertas de generosa apertura, con las que es posible montar la silla del niño sin sufrir una hernia discal y terminando por el portón trasero de grandes dimensiones y un plano de carga bastante bajo. Sin lugar a dudas, el Carens no aburre con un diseño al servicio de la vanidad, sino que brilla por sus talentos prácticos.

Entre ellos se encuentra su buena visibilidad, que resulta aún mejor gracias a un pequeño triángulo transparente situado delante de los espejos exteriores. Aunque hacia atrás la visibilidad sea algo peor ¿para qué queremos los sensores de aparcamiento y la cámara de visión trasera? El hecho de que el Carens, al igual que muchos de sus competidores, prescinda de listones paragolpes o de protecciones de carrocería similares destinadas a mantener a raya el tráfico dentro de la urbe se queda en una mera observación marginal.

Espacio a raudales

Tres filas de asientos y siete plazas es lo que ofrece este Kia. A la vista de su carrocería compacta se trata de una afirmación que sorprende en un principio, pero que luego despierta nuestra curiosidad. ¿Cómo han conseguido los ingenieros acomodar todos esos asientos en un vehículo compacto? La solución se presenta en forma de un concepto de asientos integrado en el que todos los asientos se encuentran en principio a bordo, aunque accionando las palancas adecuadas se pueden esconder debajo del piso, siempre que no se necesiten.

Comencemos por el asiento del copiloto. Con el respaldo abatido hacia adelante se pueden transportar objetos largos, como puede ser una tabla de surf o un rollo de moqueta. En cambio los asientos individuales de la segunda fila se pueden abatir del todo o de forma parcial, mientras que los dos asientos de la última fila se esconden debajo del suelo del coche. Lo que resulta especialmente cómodo es la posibilidad de guardar la bandeja trasera que con demasiada frecuencia se deja tirada en cualquier sitio por falta de espacio y para la que Kia ha previsto un hueco debajo del piso. Este altísimo nivel de variabilidad se completa innumerables huecos portaobjetos y compartimentos para todos los objetos pequeños, una solución que tan solo plantean un problema: transcurridos unos cuantos días uno ya no sabe dónde ha puesto qué.

A la hora de buscar nos será de gran ayuda la linterna que incluye este monovolumen en forma de lámpara extraíble del maletero. Uno de los muchos detalles del Carens con los que Kia demuestra que se preocupa por el bienestar de sus clientes. Con unos acabados de gran calidad, unas superficies plásticas interiores de tacto agradable y numerosas opciones de personalización el Carens se convertirá pronto en el preferido de toda la familia ya que en verano sabrá entusiasmar con bebidas frías sacadas de la guantera y en invierno con sus asientos calefactados para los pasajeros de la parte trasera. Alguna que otra pequeña pero útil virguería como el sistema automático de aparcamiento o la calefacción en el volante completan la impresión positiva que deja el conjunto.

Pocas opciones en la gama de motorizaciones

Es evidente que en el caso de los monovolúmenes familiares la propulsión suele desempeñar un papel secundario. Al fin y al cabo, nadie pretende ganar una carrera en el trayecto de casa al supermercado, sino que la idea es que nuestro automóvil nos lleve de A hasta B de la forma más segura, cómoda y eficiente posible.  Una promesa que el Carens solo puede cumplir en parte, ya que el gasolina 1.6 de 135 CV anunciado por la casa como propulsor más habitual se queda demasiado corto para la tonelada y media que pesa este monovolumen. Este cuatro cilindros parece no querer desarrollar toda su potencia y, cuando lo hace, el ruido que genera es ensordecedor. Debido a la falta de carácter de esta motorización las habituales –y necesarias– reducciones se saldan con un consumo elevado que durante nuestra prueba de conducción llegó hasta los 9,5 litros.

En cambio, el diésel de 1,7 litros y 136 CV parece mucho más competente gracias a un par motor claramente superior (331 Nm). Esta mecánica encaja a la perfección con el carácter tranquilo del Carens y, en caso necesario, es capaz de insuflar una cierta dinámica deportiva al conjunto, siempre y cuando el propietario no se haya decantado por el cambio automático con convertidor de par de seis velocidades que resulta algo anticuado. El otro propulsor asociado a esta caja de cambios es el gasolina 2.0 de 166 CV que no resulta muy práctico si tenemos en cuenta el buen rendimiento del diésel, puesto que con unas prestaciones similares su consumo es notablemente superior y, al igual que los demás motores, tan solo cumple la normativa Euro5.

Conclusión

El Kia Carens, cuyos precios están aún por definir para el mercado español, constituye una alternativa interesante en el segmento de los minimonovolúmenes. Con un diseño europeo, unos buenos acabados y muchas soluciones inteligentes, este nuevo Kia convence sobre todo en su versión diésel.

Y, teniendo en cuenta la calidad de los productos, ya casi no sorprende que los precios hayan abandonado las cotas extremadamente bajas de antaño. Esto es como los precios de los alimentos en Alemania: lo que no cuesta nada es porque no vale nada.

¿Preparado para lo siguiente?

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