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Primeras impresiones: Mazda CX-5 (pre-series) – Llega una nueva era

En los últimos años, Mazda no ha presentado demasiados productos novedosos.

Quizá por ese motivo los japoneses tengan tantas ganas de ir abriendo boca con el CX-5, un nuevo SUV que se situará a la altura de modelos tan importantes como el VW Tiguan pero que no llegará a los concesionarios hasta febrero de 2012. Por eso mismo, las revistas especializadas hemos tenido el enorme placer de probar sus modelos preserie. Tenemos que reconocer que han logrado impresionarnos, ya que son los primeros modelos Mazda en incorporar la innovadora y revolucionaria tecnología «Skyactiv». El nuevo CX-5, de más de 4,50 metros de longitud, marca realmente un nuevo comienzo para Mazda, tanto en el aspecto tecnológico como en el estético. El nuevo sello de diseño denominado «Kodo» se presentó por primera vez con los trabajos conceptuales Shinari y Takeri y su objetivo es dotar a los futuros modelos de la casa nipona de una mayor elegancia y dinámica.

En principio, la primera inspección convence. El CX-5, con unas dimensiones bien proporcionadas y un atractivo estilo SUV, resulta dinámico incluso sin estar en marcha. Las distintas aristas repartidas por toda su carrocería y la línea de techo estilo coupé se conjugan para ofrecer una imagen de enorme elegancia y calidad. Sin embargo, hemos echado de menos las características luces LED. Seguramente los grupos ópticos tanto traseros como delanteros no podrán brillar con elegantes diodos luminosos hasta la próxima revisión.

Nuevo nivel de calidad

Una vez dentro, el habitáculo parece querer alcanzar un nuevo nivel de calidad. Entre otras muchas cosas, el puesto de conducción se caracteriza por una mezcla de materiales más elegantes. Sin embargo, al prototipo que llegó a nuestras manos le faltaba ese último toque que se le da a todo modelo nuevo antes de su producción en serie, por lo que esperaremos un poco más para dar una opinión definitiva. Tan sólo adelantaremos que las superficies mullidas y las decoraciones metálicas revalorizan claramente un habitáculo organizado y práctico si lo comparamos con el habitual paisaje de plástico duro al que solía recurrir Mazda en el pasado. Una opción interesante es el navegador TomTom completamente integrado , que además de una pantalla táctil dispone de un control situado en la consola central.

Mucho espacio y multitud de soluciones inteligentes

Dos evidentes puntos fuertes del interior del CX-5 son su oferta de espacio y su variabilidad. Una persona adulta tendrá suficiente espacio libre en cualquiera de las dos filas de asientos. Gracias a una distancia entre ejes de 2,70 metros, la libertad de movimiento sobre todo a la altura de las rodillas es especialmente generosa. Esto también ocurre con el maletero de más de 500 litros de capacidad que cuenta con un respaldo trasero que se abate en la proporción 40:20:40. En este sentido, el compartimento de almacenamiento del CX-5 ofrece varias soluciones inteligentes. Las tres piezas abatibles del respaldo del banco trasero se pueden plegar con la ayuda de una palanca situada en el maletero. Además del respaldo, la superficie de asiento también se hunde ligeramente, lo que da lugar a una superficie de carga plana y a una capacidad de almacenamiento de más de 1.600 litros.

Además, la cortinilla del maletero incorporada de serie se abre y se cierra junto con el portón trasero. Si ésta estorba, siempre se puede extraer y guardar en un compartimento adicional dispuesto para tal fin debajo del suelo del maletero.

Sin turbo también se puede

Sin embargo, en Mazda están mucho más orgullosos de sus motores completamente nuevos. De momento, el CX-5 estará disponible en versión gasolina de dos litros y 165 CV y en versión diésel de 2,2 litros y 150 o 175 CV. Ambos propulsores forman parte de la familia «Skyactiv» y se caracterizan por presentar una impresionante curva de potencia y un nivel de eficiencia exquisito.

A pesar de que el gasolina Skyactiv renuncia por el momento a esa sobrealimentación tan de moda últimamente, es capaz de ofrecer un imponente par motor incluso a bajas revoluciones, llegando a generar como máximo 210 Nm a 4.000 vueltas. El cuatro cilindros trabaja de forma homogénea y rumorosa, aunque nunca molesta, hasta más allá de las 6.500 vueltas, lo que le permite impulsar al CX-5 de tracción integral y tan sólo 1,4 toneladas de peso sin ningún problema. Con cambio manual y tracción delantera el tiempo de aceleración es de 9 segundos y su velocidad máxima alcanza los 220 km/h. De esta forma, el CX-5 se mueve al mismo nivel que un VW Tiguan de motorización similar.

De largo el más eficiente de su segmento

Los nuevos gasolina de Mazda son todo un acierto y no sólo en lo que respecta a su curva de potencia, sino por su elevada eficiencia. La versión de tracción delantera registra un consumo de 6 litros. Según el portavoz de prensa de Mazda, Jochen Münzinger, parece que en la práctica la cifra real aumentará en torno al 25%. Muchos de sus competidores sólo alcanzan estas cifras de consumo con propulsores diésel, lo que hace que el CX-5 sea el más eficiente de entre todos los modelos gasolina de igual potencia y cilindrada.

Lo mismo ocurre con las dos versiones diésel disponibles para el CX-5. Así, la variante 2WD de 150 CV en combinación con el cambio manual firma un consumo de tan sólo 4,5 litros a los 100 km, mientras sus prestaciones se mantienen a un excelente nivel, con un tiempo de aceleración de 9,2 segundos y una velocidad máxima de 202 km/h.

Récord en compresión

La «culpa» de que este diésel tenga tan poca sed es la relación de compresión más baja del mundo en el ámbito de los automóviles. Con una compresión de 14:1, el diésel Skyactiv presenta un intervalo de tiempo más largo entre la inyección y la explosión de la mezcla, lo que, a su vez, hace posible una combustión especialmente homogénea y eficiente. Además de un menor consumo de combustible, esto da lugar a una reducción del contenido de NOx en los gases de escape y, por lo tanto, permite cumplir los requisitos de la certificación Euro6.

El diésel Skyactiv dispone además de un sistema de turbocompresor de dos fases que no sólo logra un mayor empuje (380 Nm), sino que también reduce el efecto turbo. Este diésel de funcionamiento refinado capaz de trabajar a 5.500 vueltas se muestra sumamente voluntarioso sobre todo en combinación con el nuevo cambio manual de seis velocidades, desarrollando un gran empuje desde la zona baja de revoluciones.

El diésel Skyactiv de 175 CV ofrece todavía más potencia y llega a generar incluso 420 Nm. Esta motorización superior sólo está disponible en combinación con el sistema de tracción integral permanente con el que es capaz de impulsar al CX-5 de algo más de 1,6 toneladas hasta los 100 km/h en tan sólo 8,8 segundos. En este caso, la velocidad máxima es de 207 km/h. En comparación, el VW Tiguan con mecánica diésel de 170 CV genera un par motor de tan sólo 350 Nm y no llega a alcanzar al CX-5. No obstante, Mazda marca un suplemento de 1.000 euros por el diésel más potente comparado con la variante de 150 CV.

Aparte de un cambio Skyactiv manual de tintes deportivos, también se ha desarrollado un cambio completamente nuevo que –según Mazda– aúna las virtudes de una CVT, una caja de doble embrague y el típico cambio automático con convertidor de par. Esta caja automática también logró convencernos en la práctica. Entre otras cosas hace desaparecer el resbalamiento del convertidor y, al subir y bajar de marcha de forma rápida y suave, elimina los cortes de potencia y los molestos tirones. A pesar de todo, este cambio extremadamente ligero le resta algo de potencia al motor, ya que la propulsión se muestra algo más cohibida que con su congénere manual. A cambio, el consumo de combustible de esta caja automática de seis velocidades aumenta únicamente de forma marginal. Por lo tanto, para aquellos a los que les dé pereza cambiar, este cambio de 1.800 euros resulta sumamente recomendable.

Un chasis convincente

El chasis y la dirección del nuevo CX-5 también resultan determinantes. La casa ha querido decir adiós a la típica subestructura con dirección hipersensible y comportamiento duro en carretera. Básicamente, ahora el coche reacciona de forma más sosegada y equilibrada que los antiguos modelos de Mazda, tradicionalmente más ágiles en su configuración. Ya se trate de un camino adoquinado, una autopista rápida o una carretera sinuosa, gracias al elevado contenido en acero de alta resistencia de su chasis, el CX-5 es especialmente rígido y resulta apto para cualquier circunstancia. Pese a sus gomas de 19 pulgadas, sobre todo la versión diésel –que siempre suele ser algo más pesada– nos sorprendió con un nivel de confort tan elevado como inesperado.

Sin embargo, no sólo el diseño, los propulsores, la carrocería y el chasis son básicamente nuevos, también entre las opciones de equipamiento encontramos toda una serie de extras muy apetecibles que hasta ahora no estaban disponibles. Así, la línea básica dispone de serie de un excelente sistema automático de parada y arranque. A partir del equipamiento intermedio también cuenta de serie con el sistema de frenada de emergencia City que con ayuda de una serie de sensores de infrarrojos es capaz de evitar colisiones hasta una velocidad de 15 km/h y de suavizarlos hasta los 30 km/h. Como opción, el cliente también puede solicitar el paquete con asistente de luz larga en carretera y avisador de cambio involuntario de carril, así como un pack superior con un sistema de control de ángulos muertos.

Selección limitada, pero asequible

Como suele ser habitual en Mazda, el CX-5 está disponible en tres niveles de equipamiento diferentes, cada uno de los cuales ofrece además sorprendentes opciones de revalorización. A los que les gusten las cosas claras estarán encantados con esta estrategia de paquetes. Sin embargo, aquellos clientes que deseen una individualización muy específica y a los que les gustan las listas interminables, y relativamente caras, de extras al más puro estilo VW, seguramente no comulgarán con esta nueva política de equipamiento.

En cualquier caso, el CX-5 constituye una interesante alternativa económica al VW Tiguan. Así, el CX-5 equipado con motor de gasolina de 165 CV y tracción 2WD apenas costará 24.000 euros. Por un VW Tiguan similar en equipamiento y motorización tendríamos que pagar aproximadamente 2.500 euros más.

Conclusión

En realidad, Mazda se ha precipitado un poco con la presentación de sus prototipos, ya que a estos vehículos les falta algún que otro retoque final. Y pese a la impaciencia mostrada por la casa nipona, el nuevo CX-5, con sus innumerables novedades técnicas, tiene mucho que ofrecer incluso en su fase preserie. El SUV convence gracias a su elegante estética, su amplitud de espacio, su ingenioso y conseguido aprovechamiento y su elevada variabilidad.

A esto cabe añadir un chasis excelentemente tarado que supone un verdadero paso adelante para Mazda. Lo mismo ocurre con los motores Skyactiv que hoy por hoy ofrecen el máximo nivel de eficiencia a niveles de potencia elevados, todo ello sin haber recurrido a una reducción de cilindrada. Gracias a la multitud de innovaciones técnicas, el CX-5 tiene visos de establecer muchas mejores marcas dentro de su segmento, aunque por suerte sigue manteniéndose a un nivel bajo en términos de precios. A la vista de sus muchos puntos fuertes, esperaremos impacientes a la primavera de 2012, momento en el que Mazda tiene previsto presentar la versión definitiva del CX-5.

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