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Prueba: BMW 325d Cabrio – Figura de ensueño

"Cerrado también da la talla": ese es el típico comentario de la prensa automovilística y sus sufridos probadores para definir a los descapotables que presentan un aspecto más o menos razonable con el techo "puesto".

Y eso, teniendo en cuenta que los cabrios con techo de acero, tan de moda, solo en contadas ocasiones presentan un diseño atractivo. Pero, por supuesto, también se da el caso contrario. Una satisfactoria excepción entre los modelos con techo plegable, desfigurados en su mayoría por una aparatosa zaga, viene representada por el BMW Serie 3 Cabrio. Los diseñadores de Munich han logrado dotar al vehículo, con el techo cerrado, de un aspecto casi de coupé, con un portón trasero relativamente elegante.

Zaga sofisticada

La elegante parte trasera se ha conseguido a costa del maletero. Con el techo cerrado, este tres puertas ofrece 350 litros, los cuales, si se viaja con el techo abierto, se convierten en unos 210 litros, según ficha técnica. Lo único es que no hay quien pueda acceder a él ni mucho menos meter cosas.

Y es que las piezas del techo no permiten llegar al equipaje estando plegadas, puesto que solo queda libre un reducido hueco de veinte centímetros. A diferencia de algunos competidores, las piezas no pueden ser subidas para cargar y descargar con facilidad. Así pues, quien desee guardar algo en el maletero, primero tendrá que cerrar el techo.

Haciéndolo, claro, con el vehículo parado

Esta acción dura 23 segundos y se efectúa de forma completamente automática, pulsando una tecla. Segunda deficiencia: solo se puede abrir y cerrar con el vehículo parado. Una vez más, la competencia se encuentra un paso por delante; en algunos descapotables, si bien con techo de tela, la cinemática funciona incluso a una velocidad de hasta 50 km/h.

Una desventaja que queda tanto más patente en un atasco urbano, cuando se pone a llover de repente, pero resulta imposible detenerse por completo. O cuando uno espera en un semáforo que, por supuesto, siempre se pone verde un par de segundos antes de lo previsto. Resumiendo: BMW podría mejorarlo.

Guardar bien poco

No hay motivo de queja en cuanto a confort y bienestar, al menos en los asientos delanteros. Los dos asientos en la parte trasera son idóneos para personas no muy grandes y trayectos cortos; a la larga no suponen una opción adecuada de asiento. Representan una mejor alternativa como ampliación del espacio de carga.

Y es que, sintiéndolo mucho, la oferta del BMW es muy reducida en cuanto a espacio de carga y, en particular, lo que respecta a los compartimentos. Piloto y copiloto pueden alojar pequeños objetos en los compartimentos de las puertas o en el reposabrazos central, si bien no se dispone de una guantera abierta para el teléfono, el ticket del parking o las monedas. En este caso solo se puede recurrir al cenicero.

Incluso los soportes para las bebidas no han sido colocados por BMW junto al freno de mano como es habitual. Es decir, en nuestro caso, salen del panel de instrumentos cuando se les necesita. Así pues, el salpicadero tiene un aspecto muy ordenado, con una gran pantalla y un mando iDrive. Satisfactorio: la configuración de los instrumentos ha permanecido prácticamente igual a lo largo de las décadas.

Óptima combinación

Lo que sí ha cambiado con los años es el motorizado. Hace algunos años, un descapotable diesel era algo poco frecuente, entretanto su suave repique se ha puesto de moda entre los amantes del "aire libre". BMW ofrece ya este descapotable de tres puertas en tres versiones autoignición que van de 177 a 231 CV de potencia. Con las pruebas que hemos realizado constatamos que..., ¡en el término medio está la virtud!

Ahora bien, primero las malas noticias. Para el 325d Cabrio, BMW pide como mínimo ¡46.450 euros! Como contraprestación, el fabricante muniqués ofrece un sofisticado motor de seis cilindros y 197 CV que propulsa al cabrio con una potente aceleración. A tan solo 1.300 revoluciones, los 400 Nm por completo a las ruedas traseras, acelerando de 0 a 100 en 7,9 segundos.

El cambio de marchas: un placer

Con donaire, el modelo autoignición va aumentando la velocidad y transformando el comando en aceleración, sin que se perciba ni un momento el retardo del turbo. Además, la tentadora caja de seis velocidades invita a cambiar de marcha, con lo que muy rara vez caen en picado las revoluciones. Quien no tenga ganas de disfrutar cambiando marchas puede pedir el cambio automático de seis velocidades pagando un suplemento.

De acuerdo con su naturaleza de "bólido dinámico", el 325d no ha sido diseñado con excesiva rígidez. La combinación de asientos bien acolchados sumados al ajuste de amortiguadores y resortes, capaz de absorber las irregularidades del terreno, permite a los pasajeros bajarse del coche relajados incluso después de trayectos largos.

Peso pesado

Y sin embargo: quien lo desee también puede tomar las curvas a buen ritmo con este tres puertas. No obstante, el sobrepeso de unos 100 kilogramos del modelo autoignición se deja notar en el eje delantero; así pues, el 325d tiende más hacia los bordes de las curvas que lo harían sus compañeros propulsados a gasolina. Por el contrario no se nota ninguna diferencia en la dirección. Dotada de firmeza deportiva, facilita al conductor un contacto directo con la calzada. Con el grueso volante de excelente agarre, que se adapta de forma óptima a la mano, a uno le entran ganas de dedicarse a las curvas.

Repostar resulta casi un placer con el 325d. Sin cometer excesos, el cabrio se conforma con seis litros de diesel por cada 100 kilómetros. Sin embargo, incluso a una velocidad elevada (la máxima para este tres puertas es de 235 km/h), el consumo no pasa de siete litros y medio.

Lo que sí resultan más caros, aparte del alto precio básico, son los equipamientos especiales. Este modelo incluye de serie, entre otros, aire acondicionado, faros de xenón y radio-CD con entrada auxiliar. BMW pide 2.300 euros por el sistema de navegación Business  y los sensores de aparcamiento salen por 497 euros. En definitiva, la mayoría de los compradores tendrán que contar con un desembolso total superior a los 50.000 euros por el 325d Cabrio (su precio básico es de 49.800 euros).

En resumen

Un coche fenomenal por un precio abultado: con este descapotable de tres puertas, BMW ha creado uno de los más bellos cabrios de techo duro retráctil. El 325d ofrece con su sofisticados seis cilindros de bajo consumo la perfecta combinación que conjuga el placer en la conducción y la idoneidad para los largos trayectos. Como deficiencias se constatan su poco práctico maletero y el mecanismo de plegado que solo funciona con el vehículo parado. Además, 50.000 euros suponen una cantidad de dinero a abonar nada despreciable.

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