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Prueba: BMW 520d Gran Turismo – Fuera de lo convencional

En 2009 BMW decidió que ya era hora de salirse un poco de lo convencional y poner a la venta una carrocería que diera la nota.

Así es como nació el primer Serie 5 Gran Turismo, un vehículo que deriva de la Serie 7 y que ofrece un diseño rompedor, un zaga para la que uno necesita tiempo para acostumbrarse o una habitabilidad trasera excepcional. Además, ahora añade a su gama diésel una nueva versión de acceso, el 520d de 184 CV. Nosotros ya lo hemos probado. Lo primero que pasa por mi mente nada más ver al protagonista de estas líneas es ¿a quién va dirigido este vehículo? Es evidente que estoy plantado frente a un BMW, lo cual siempre es sinónimo de calidad; que, como veremos, está equipado con un motor excelente pese a ser el de acceso a la gama; y que en su interior hay espacio para guardar todo lo que te imaginas pero… ¿quién quiere un Serie 5 GT?

Muy sencillo, todo aquel que quiera destacar y escapar de lo habitual. El Serie 5 GT (de Gran Turismo) es una alternativa a casi todo y busca un encaje difícil dentro de una gama superpoblada. Si miramos su línea exterior, lo primero que habría que hacer sería dividirla en tres partes. Por un lado, el primer tercio, el frontal, correspondería con el de una berlina, de ahí que adquiera el nombre de la afamada Serie 5; el segundo tercio, su lateral, nos evoca a un cupé, con una caída del techo algo pronunciada; pero en el momento en el que nuestros ojos se colocan sobre la zona trasera, todo parece irse al garete en nuestra mente. Su diseño recuerda, y mucho, al de un todocamino, con un parachoques voluminoso, y, sobre todo, un enorme portón que es el que le da ese carácter al vehículo.

En resumidas cuentas, el Serie 5 GT tiene la complicada labor de aunar, de forma armónica, el nombre del Serie 5, la zaga del X6 y la longitud del Serie 7. Sí, porque aunque no lo creas, nuestro protagonista comparte plataforma con el modelo más representativo de la firma bávara. De ahí que su carrocería sobrepase por poco los 5 metros de largo, siendo 10 centímetros más larga que la de un Serie 5 convencional.

Espacio para todo

Cota a la que habría que añadir una anchura de 1,90 metros y una altura de 1,56 metros, es decir, 4 y 10 centímetros más, respectivamente, que el Serie 5. Unas dimensiones que se traducen en un habitáculo excepcionalmente amplio. La zona trasera puede configurarse para dos o tres ocupantes. Con la primera, la nuestra, los dos ocupantes viajarán con una holgura superior incluso a las butacas Business de las aerolíneas más afamadas, pudiendo además contar con una regulación para los asientos (siempre y cuando la pagues o accedas a las versiones más potentes)… ¿a que ya te va recordando algo más al Serie 7?

Por su parte, los dos ocupantes delanteros gozarán de todo el confort y la comodidad que caracteriza a la marca. Bien es cierto que el diseño del salpicadero no presenta importantes novedades y se asemeja en un amplio porcentaje al del anterior Serie 7. Una vez sentado, tienes la sensación de tener todo bajo control. La anchura, la altura del reposabrazos derecho, (donde están todos los controles) y la línea de la consola central te dan la sensación de estar a los mandos de un avión. En cuanto a la visibilidad, ahí encontraremos más pegas, principalmente al mirar hacia atrás, pues a causa de esa caída del techo, este Serie 5 GT cuenta con la luneta trasera más pequeña de toda la gama alemana.

Precisamente atrás, en la parte final del vehículo, encontraremos un maletero que cubica 500 litros. Una capacidad que sería digna de mención si no fuera porque la berlina convencional ofrece 20 litros más… Ahora bien, a su favor está el contar el sustituir la tapa por un portón que facilita la carga de objetos y que además cuenta con dos tipos de apertura, como ya hiciera el anterior Skoda Superb: solo la tapa o el portón completo. Además, si necesitamos algo más de espacio siempre podremos o bien deslizar los asientos traseros, 10 cm, o abatirlos por completo en una proporción 40/20/40. Con esta segunda operación, contaremos con un piso casi plano que hará que su capacidad aumente hasta los 1.700 litros.

Pesa, pero se lleva muy bien

Una vez hemos desgranado los detalles de su habitáculo o de su diseño, toca ponerse a los mandos. Como decíamos al principio, estamos ante la versión de acceso a la gama diésel. Se trata del 520d, el cual se estrena por completo en esta GT pero que ya es un superventas en el resto de carrocerías. Estructuralmente estamos ante un cuatro cilindros en línea de 2.0 litros, con turbocompresor de geometría variable, que genera nada menos que 184 CV y par de 380 Nm disponibles entre las 1.750 y las 2.750 rpm.

Es un motor que no deja insatisfecho a nadie. Desde las 1.500 rpm notas como empieza a empujar y gracias al buen hacer de la caja de cambios automática de ocho velocidades, los tránsitos entre marchas son casi inapreciables. Sin embargo, por lo que realmente destaca es por su escaso ruido y vibraciones, ya sea al ralentí o en las fases de máxima aceleración. En lo referente al consumo, cuenta con diversos elementos que contribuyen a ajustar un poco más el dato final. Uno de ellos es el modo ECO PRO con función de conducción ‘a vela’ en donde la transmisión engrana el punto muerto en determinadas circunstancias (a velocidad de crucero por ejemplo) para que el coche se mueve con la inercia. A él se unen tanto la función Stop&Start, el indicador del momento óptimo para cambiar de marcha o el asistente que indica al conductor el momento óptimo para reducir la presión sobre el acelerador. Con todo ello, el gasto medio registrado fue de 6,1 l/100 km.

  • Ficha Técnica BMW 520d GT

Motor: Diésel, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 1.995 cc

Potencia: 184 CV a 4.000 rpm

Par: 380 Nm entre 1.750-2.750 rpm

Velocidad Máxima: 215 km/h

0-100 km/h: 8,9 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 6,4 / 5,2 / 5,6 l/100 km

Emisiones CO2: 148 gr/km

Dimensiones: 5.004 / 1.901/ 1.559 metros

Maletero: 500-1.700 litros

Peso: 1.990 kg.

Cambio: Automático, ocho velocidades

Depósito: 70 litros

Precio: 54.950 euros

Sí, muchos pensarán que es un dato algo elevado (el homologado está cifrado en 5,6 litros), pero lo cierto es que estamos ante un vehículo que se acerca peligrosamente a la barrera de las dos toneladas. Para que te hagas una idea, en comparación con el 520d berlina, hay un excedente de kilos de nada menos que de 300 kilos… No obstante, aunque el 520 GT no sea precisamente un ‘figurín’, lo cierto es que cuando estás a los mandos no notas demasiado esa carga.

En tramos revirados, tiene ciertas dificultades para entrar en trayectoria, notando un arrastre excesivo del tren trasero. Incluso con el modo Sport seleccionado, las inercias se dejan notar más de la cuenta. La dirección sí es precisa, al igual que los frenos, contundentes. Por ello, tenemos claro que este Serie 5 GT es un vehículo hecho para disfrutar de las autopistas. En zonas rápidas es cómodo, rápido y muy confortable.

¿Merece la pena?

Llegados a este punto, nos surge otra duda… ¿me lo compraría? Si no tuviera que pensar, si reaccionara únicamente ante mis instintos, la respuesta no podría ser más que un sí rotundo. En cambio, en el momento en el que uno se pone a valorar otras opciones las dudas comienzan a surgir. Y cuando me refiero a opciones no estoy hablando de otros competidores, este Serie 5 GT no tiene ningún rival directo salvo, quizá de lejos y por diseño, el Porsche Panamera, sino de su misma ‘casa’. Efectivamente, no hace falta irse a otras marcas para ver que tiene el enemigo en su misma marca. Un contrincante que, además, lleva su mismo nombre y que no es otro que el Serie 5 berlina.

Y es que la teoría nos dice que se convierte en una alternativa tanto a la berlina como al Touring (el familiar), pero hay que tener las cosas muy claras y la cuenta corriente muy saneada para poder pagar los 54.950 euros que cuesta, de serie, nuestra unidad y que suponen nada menos que 10.200 euros más que la berlina y 5.600 más que el Touring (con 60 litros más de maletero) con, además, 6 CV más de potencia. Ahora bien, la ventaja de nuestro protagonista es que, de fábrica, ya viene tanto con cambio automático como con faros de xenón, el selector de modos, la suspensión neumática trasera, la iluminación ambiental variable, la apertura del maletero sin llave, sólo con un gesto del pie, o la posibilidad de instalar dos tabletas táctiles para los pasajeros traseros.

A todo ello se suma un amplio elenco de elementos de equipamiento y de asistentes de seguridad, como el Night Vision, el capó activo, control de velocidad de crucero adaptativo con función de atascos, el lector de señales de tráfico, el sistema de aparcamiento con cámaras de 360º… pero este 520 GT aporta pocas novedades con respecto al resto de sus hermanos que justifiquen ese sobreprecio.  

¿Preparado para lo siguiente?

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