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Prueba: Citroën C-Elysée PureTech 82 Shine – El perfecto aspirante

En un sector dominado por los SUV y los compactos, todavía existe un hueco para modelos funcionales y prácticos como este Citroën C-Elysée que probamos.

Animado por el motor de gasolina más básico, el sedán medio galo cumple con las necesidades de cualquier conductor medio que busque un coche resultón, amplio y sin complejos. ¿Quieres saber más sobre él? Sigue leyendo. Hace unos años era impensable unir los términos bello y sedán de tres volúmenes. Como dos imanes del mismo polo, ambos conceptos se repelían. Sin embargo, todavía existía algún valiente que, ajeno al ‘que dirán’ se atrevía a tener uno de estos modelos aparcados en su garaje.

Pero las tendencias cambian y lo que hace menos de dos décadas era catalogado como engendro sobre ruedas, ahora es capaz de conquistar el corazoncito de cualquier conductor. Una cualidad que, además, combinan con un habitáculo espacioso, un maletero donde cabe absolutamente de todo, un equipamiento propio del mejor utilitario o compacto y, sobre todo, un precio de derribo.

Gracias a todo esto, hoy estás leyendo la prueba del que es uno de los modelos más influyentes del segmento: el Citroën C-Elysée. Nacido en el año 2012 como heredero del C4 Sedán, acaba de recibir la típica actualización de mitad de vida comercial que no solo le hace ganar en imagen, sino también en calidad y refinamiento.

Made in Spain

Un vehículo que lleva impreso el sello de calidad español, ya que no hay que olvidar que se produce en la factoría de Vigo, de donde ya han salido más de 140.000 unidades para todo el mundo, y que durante este ejercicio (a fecha de noviembre) ha conseguido llegar a superar las 7.000 matriculaciones, que se dice pronto.

Un éxito que logra, en primer lugar, por ofrecer una imagen mucho más atractiva que la de su predecesor. Los dibujantes franceses han sabido dar con la tecla para pasar de un diseño anodino y pobretón a otro más llamativo y pintón. Parte de culpa la tiene la nueva parrilla frontal que alberga unos chevrones mucho más prominentes y cromados que se meten de lleno en unos faros rectangulares. Justo por debajo, aparece la nueva tira LED de conducción diurna, enmarcada a su vez por una tira cromada. Decir que la unidad que ilustra estas líneas correspondía con el acabado más alto de la gama, el Shine, por lo que es normal que los detalles brillantes hagan acto de aparición.

La figura lateral apenas cambia, salvo por las nuevas llantas de aleación de 16 pulgadas, con un diseño deportivo y verdaderamente vistoso y por una línea de cintura más elevada que acaba justo sobre la zaga. En esta zona ocurre casi lo mismo que con el frontal, que llama la atención. Los grupos ópticos traseros, de LED y con efecto 3D (marca de la casa), se integran perfectamente en una tapa del maletero menos prominente y que ha recortado ligeramente su longitud. No en vano, el nuevo C-Elysée es 8 milímetros más corto que el anterior. No es mucho, de acuerdo, pero el empaque visual que transmite es excelente. Así, los 4,42 metros que presenta metro en mano, se completan con una anchura de 1,75 metros y una altura de 1,46.  

Sube el nivel

Ahora bien, el interior es el que más cambios presenta. En el primer vistazo uno ya percibe la mejora general del producto. Sigue abusando de plásticos blandos, sí, pero su ajuste está mejor terminado y la combinación bicolor consigue rejuvenecer el conjunto. Además, los diseñadores galos parecen haber entrado en razón al colocar la pantalla central en el lugar en el que tiene que ir: el centro de la consola.

Es táctil, tiene 7 pulgadas e integra el nuevo sistema multimedia de la marca, con Bluetooth, sincronización móvil mediante Apple Car Play o Android Auto, o navegación 3D Citroën Connected Nav desarrollado en colaboración con TomTom. Pese a este cambio, el C-Elysée aún sigue guardando ‘sinsentidos’ como los comandos de los elevalunas situados en el túnel central, delante de la palanca. Entendemos que pueda ser expresado como un elemento diferenciador, pero en la práctica no resulta intuitivo.

Por suerte es un detalle menor que no viene a empañar un habitáculo que ha mejorado sustancialmente y que sigue destacando por su amplísimo espacio. En efecto, si hay algo por lo que el C-Elysée sobresale frente a sus principales competidores (véase SEAT Toledo, Skoda Rapid, Fiat Tipo…) es por esto mismo. Delante, los dos ocupantes gozarán de unos asientos mullidos y confortables, mientras que la zona trasera es perfectamente útil para colocar a tres adultos hasta de 1,85 centímetros. Sobresale el espacio para las rodillas, con 80 cm con el asiento del conductor para un adulto de 1,79 metros, mientras que el hueco para la cabeza es suficientemente amplio para que la coronilla no toque en el techo. La anchura es quizá su asignatura pendiente, pues el que ocupe la plaza central deberá lidiar con una butaca estrecha y un respaldo duro. Por suerte, el túnel central es casi plano, lo que permite colocar las piernas con facilidad.

Si nos vamos a maletero, aunque la boca de carga esté situada algo elevada (77 cm del suelo) sus formas son amplias y regulares. Hay que tener cuidado con la apertura porque la realiza de forma algo brusca, pero una vez nos sabemos el truquillo, nos brinda un volumen de carga de nada menos que 506 litros. No sirven para colocarse en lo alto del segmento (comandado por la dupla hispano-checa y sus 550 litros), pero sí son más que suficientes para transportar todos los enseres de los cinco ocupantes.

Un motor justito

Donde no hay cambio alguno es en su gama mecánica. El sedán compacto se oferta con una escueta familia de propulsores, formada por tres bloques, dos de gasolina y otro diésel. De ellos, nosotros hemos escogido el de acceso en gasolina: el PureTech 82. Un motor voluntarioso que es bastante sonoro (aunque no molesta) y que necesita ir alto de vueltas para empezar a notarle el empuje. Una circunstancia que podría ser sinónimo de desagrado y, sobre todo, de derroche de combustible, pero el pequeño motorcillo se mueve con solvencia y el gasto medio marcado durante la prueba no subió de los 6,2 l/100 km (homologa 4,8).

La caja de cambios manual de cinco relaciones se convierte en su perfecto aliado, pues en momentos concretos, como adelantamientos o aceleraciones pronunciadas, tendremos que echar mano de ella para rebajar una marcha, subir las revoluciones y obtener mayor respuesta. Por suerte, ofrece un tacto rápido y agradable, que no incomoda a la hora de realizar múltiples transiciones.

Dinámicamente, el C-Elysée no es un derroche de virtudes, pero al igual que pasa con el motor, sabe responder a nuestras exigencias. El chasis responde relativamente bien y aunque la dirección podría ser más precisa, no se achanta ante nada. Si bien el enfoque global del vehículo está pensado para entorno interurbano con posibilidad de realizar escapadas largas, por carretera secundaria no se desenvuelve nada mal.

No hay donde elegir

El estar asociado al acabado Shine implica que el C-Elysée que te lleves a casa será el más alto en cuanto equipamiento. De hecho, únicamente tendrás en opción la pintura metalizada (400 €). Todo lo demás, viene de serie: control de velocidad de crucero, elevalunas eléctricos, pantalla táctil, navegador, sincronización móvil, luces LED diurnas, sistema de monitorización de la presión de los neumáticos, Bluetooth…Todo ello, como decíamos al principio por un precio de derribo, ya que nuestra unidad partía de los 14.500 €, una cifra muy difícil de igualar no solo por sus competidores, sino por modelos de otros segmentos que, incluso están igual de equipados pero son menos habitables.

En definitiva, el C-Elysée vuelve a la carga en un momento en el que cualquier segmento podría dar la campanada. Bien es cierto que ahora es el turno de los SUV, pero el simple hecho de que Citroën lo mantenga y, principalmente, lo renueve, dice mucho de las aspiraciones de un modelo que está llamado a ser el perfecto aspirante.

  • Ficha Técnica Citroën C-Elysée PureTech 82 Shine

Motor: Gasolina, tres cilindros en línea, atmosférico

Cilindrada: 1.199 cm3

Potencia: 82 CV a 5.750 rpm

Par: 117 Nm a 2.750 rpm

Velocidad Máxima: 168 km/h

0-100 km/h: 12,9 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,8/ 4,1 / 4,8 l/100 km

Emisiones CO2: 110 gr/km

Dimensiones: 4.416 / 1.748 / 1.477 milímetros

Maletero: 506 litros

Peso: 1.055 kg.

Cambio: Manual, de cinco velocidades

Depósito: 50 litros

Precio: 14.500 euros

Precio ud. probada: 14.900 euros

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