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Prueba: Honda Civic – El último superviviente

El Civic es el único Honda de la actualidad que mantiene las siglas i-DTEC en su gama. No será por mucho, así que aprovecharemos mientras podamos para disfrutar de todas las virtudes del que es uno de los mejores bloques de su categoría.

Si hace una década le llegan a decir que el diésel se colocaría por detrás de la gasolina en intención de compra, probablemente se hubiera echado las manos a la cabeza mientras negaba con la misma. No obstante, la realidad es la que es y dado que los gobiernos han demonizado por completo al gasóleo (cuando todavía es una parte esencial del sector), este se ha visto superado con creces por la gasolina.

Una situación que ha provocado que múltiples fabricantes hayan decidido abandonar el desarrollo de sus motores diésel para, en contrapunto, centrarse en la electrificación ya sea total o parcial mediante híbridos e híbridos enchufables.

Honda es, precisamente, uno de los que ha decidido dar la espalda al gasóleo al ir eliminando este combustible progresivamente a medida que iba renovando sus modelos. Así, los Jazz, CR-V o HR-V ya no podrán elegirse con otro combustible que no sea la gasolina o, en su defecto, con algún sistema de hibridación.

Ahora bien, entre tanto cambio, Honda todavía mantiene un reducto para aquellos amantes del diésel. Sí, porque hasta que presente el restyling del Civic (algo para lo que aún faltan un par de años como mínimo), el compacto de 4,52 metros es el único de la gama que mantiene las siglas i-DTEC.

Todo un mechero

No es para menos. Porque la firma japonesa invirtió mucho tiempo y dinero en el desarrollo de este motor 1.6 i-DTEC el cual, desde su primera aparición en la generación precedente, demostró ser uno de los bloques más equilibrados y ahorradores del mercado.

Con 120 CV de potencia disponibles a las 4.000 rpm y, sobre todo, un par máximo de 300 Nm a 2.000 vueltas, este bloque, montado en la fábrica de Honda en Swindon (UK) con pistones de acero (no de aluminio), una nueva culata del árbol de levas y un trabajo especial de esmerilado mediante mecanización pulida que reduce el nivel de fricción entre pistones y cilindros, ofrece un comportamiento exquisito.

En marcha, la respuesta es muy progresiva y ya desde las 1.400 rpm notamos cómo empuja, permitiéndonos afrontar cualquier situación sin tener que echar mano de la palanca de cambios. Hecho que tampoco nos desagradará, pues el tacto de la misma es preciso y rápido, como si estuviéramos conduciendo un Type R.

Un dúo que más allá de brindarnos ese comportamiento de diez, consigue dibujarnos una sonrisa de oreja a oreja al ver el dato de consumo registrado. Cierto es que la homologación de Honda nos dice que este Civic i-DTEC consigue 3,5 l/100 km en ciclo mixto (medidos mediante el ciclo NEDC). No obstante, cuando lo conducimos de verdad, el dato marcado por nosotros fue de 5,4 l/100 km. Ojo, no lo mencionamos como algo malo, sino como una de sus principales virtudes, pues nos ha sido muy difícil conseguir que esa cifra subiera, incluso realizando tramos de conducción más alegre, apurando más las marchas y disfrutando de la perfecta puesta a punto del chasis.

Muy deportivo

Otra de las grandes virtudes del Civic tiene que ver con su manejo. Desde siempre, el compacto japonés ha sido uno de los modelos más dinámicos de su categoría, cualidad que los ingenieros nipones mantuvieron al presentar esta décima generación. Además de ser todo un mechero, el Civic esconde cierto picante que le convierte en un vehículo muy entretenido para afrontar un tramo con curvas enlazadas, en donde los cambios de apoyo sea constantes y no perdamos agarre. Para lograrlo, se sostiene en una dirección rápida y directa y en un chasis que apenas emite balanceos.

Cierto es que, a nivel mecánico, los 120 CV del bloque 1.6 i-DTEC se nos quedan algo cortos en determinadas circunstancias (si tuviera 30 CV sería la bomba), pero gracias a la progresividad de la que hace gala, tendremos un motor juguetón y muy resultón.

Por cierto, una de las mayores ventajas que ha tenido este desarrollo por parte de Honda es que dicho propulsor no necesita AdBlue para rebajar las emisiones de NOx y poder superar la última normativa gubernamental.

Personalidad propia

Para quien no lo sepa, el Civic es el modelo más importante de Honda. Es el más longevo de la gama actual, extendiendo su historia durante 45 años y 10 generaciones, colocándole además en el top 5 de modelos más vendidos de la historia, con 21 millones, por detrás de los Toyota Corolla (más de 40 millones), Ford F Series (35 mill.) y los Volkswagen Golf (31 millones) y Beetle (21,5 millones).

Cada una de sus diez generaciones ha asombrado por diferentes cualidades, teniendo como denominador común el diseño. En esta última, los dibujantes nipones volvieron a sorprender con un compacto distinto al resto de rivales, con una personalidad muy definida, pero menos arriesgada que la de la generación precedente. Sus rasgos externos están bien marcados hacia el dinamismo, dejando quizá los tintes más elegantes para la carrocería de cuatro puertas.

De puertas para dentro, el Civic propone un habitáculo amplio, con el mejor maletero de la categoría (478 litros) y con un puesto de conducción bien resulto y muy funcional. A destacar su elevada calidad, con unos materiales mullidos y de buen tacto así como unos ajustes perfectamente rematados.

Únicamente a nivel ergonómico encontraremos alguna pega, pues el salpicadero puede resultar demasiado caótico al principio, mientras que no entendemos el porqué de emplear menús infinitos en el cuadro de instrumentos.

Bien dotado

De los tres acabados disponibles para este motor, nuestra unidad de pruebas iba asociado al más alto de todos, el Executive. Con él, obviamente, no le faltará de nada pues salvo la pintura metalizada, Azul Deportivo en nuestro caso, que tiene un coste de 550 €, las llantas de aleación de 18 pulgadas (3.184 €) o el alerón trasero (553 €), lo demás viene de serie.

Es decir, que por 24.500 € trae incorporado el climatizador bizona, el techo solar practicable, la suspensión adaptativa, cristales traseros tintados, sensores de lluvia y luces, asistente de luz de carretera, acceso y arranque sin llave, Honda Connect con Navegación Garmin, pantalla táctil de 7 pulgadas e integración móvil mediante Apple CarPlay o Android Auto, cargador inductivo para móviles, sensores de aparcamiento delanteros y traseros con cámara posterior o el conjunto de ayudas a la conducción Honda Sensing.

¿Preparado para lo siguiente?

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