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Prueba: Lexus RC 300h F Sport – Apariencias que engañan

Su figura dice más de lo que se esconde bajo su capó, pero el RC de Lexus es un cupé de pura cepa..., eso sí, con un motor híbrido de 223 CV. Nosotros lo hemos probado a fondo.

Que un chaval de 15 años se quede con cara de circunstancia al verte salir de un semáforo con un auténtico deportivo, cuando segundos antes te ha hecho el gesto de que le pises a fondo, creedme que duele. Dicha circunstancia fue la que vivió un servidor en un semáforo de Madrid cuando se acercó con el protagonista de estas líneas: el Lexus RC 300h.

El adolescente, absorto en las afiliadas y puntiagudas líneas del cupé japonés, me sugirió que saliera escopetado cuando la luz cambiase a verde. “¡Písale, písale!”, leí en sus labios mientras lo acompañaba con el gesto de su mano. Yo, sabiendo lo que llevaba entre manos, traté avisarle, aunque ya era demasiado tarde, estaba en verde. Sin llegar a acelerar a fondo, el RC salió rápido... pero en silencio. Hecho que propició el gesto antes mencionada.

Corazón híbrido

Porque esa es la esencia del RC 300h, su discreción… mecánica. Cierto es que uno espera escuchar el petardeo o el estruendo de los típicos motores atmosféricos, borboteando mientras esperan a que la luz cambie, pero este no es el caso de nuestro protagonista… o al menos de la versión híbrida que estamos probando. Ahora bien, para los que quieran ese ‘cante’ mecánico, que no desesperen porque también existe el RC F, o lo que es lo mismo, la versión más radical de la gama que está equipada con un motor V8 de 5.0 litros que entrega nada menos que 477 CV.

Un bloque pensado para aquellos conductores más nerviosos que buscan quemar adrenalina de vez en cuando en los circuitos. Vamos, una filosofía completamente distinta a la de nuestro protagonista. Sí, porque el RC 300h apuesta por la movilidad alternativa, o lo que es lo mismo, por la hibridación. Bajo su alargado capó se esconde la misma base mecánica que ya alimenta a los IS 300h o GS 300h, es decir, un motor de gasolina atmosférico, de cuatro cilindros y 2.5 litros que genera 181 CV, en combinación con otro eléctrico síncrono de imanes permanentes, de 143 CV.

Al trabajar de forma conjunta, la potencia máxima asciende hasta los 223 CV, que se trasladan a las ruedas traseras –como mandan los cánones en todo deportivo que se precie- a través de una caja de cambios automática con variador continuo E-CVT. Sobre el papel, esta apuesta le sirve para distinguirse de la competencia, ya que es el único de su categoría en ofrecer la propulsión híbrida, pero en la práctica, uno espera mucho más de lo que realmente da.

  • Lexus RC 300h

Motor combustión: Gasolina, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 2.494 cm3

Potencia: 181 CV a 6.000 rpm

Par: 221 Nm entre 4.200 y 5.400 rpm

Motor eléctrico: Síncrono de imanes permanentes

Potencia: 143 CV

Par: 300 Nm

Potencia máxima conjunta: 223 CV

Par máximo conjunto: N.D.

Velocidad Máxima: 190 km/h

0-100 km/h: 8,6 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,1 / 5,0 / 5,0 l/100 km

Emisiones CO2: 116 gr/km

Dimensiones: 4.695 / 1.840 / 1.395 milímetros

Maletero: 340 litros

Peso: 1.800 kg.

Cambio: Automática de variador continuo, CVT

Depósito: 66 litros

Precio: 53.100 euros

Precio ud. probada: 55.500 euros

Viaja tranquilo

Decimos esto porque, al igual que aquel adolescente, cuando uno hunde el pie en el acelerador, lo que es espera es que su espalda se pegue al respaldo del asiento. Sin embargo, encontramos algo totalmente distinto, sosiego. Los datos hablan por sí solos pues el RC 300h ofrece una aceleración de 0 a 100 km/h de 8,6 segundos, cifra que, al volante, parece ser superior. No obstante, el dato más alarmante es la escasa punta de velocidad que anuncia. Cierto es que los 190 km/h son más que suficientes para circular por nuestras carreteras, pero si vivieras en países como Alemania, con tramos sin límite, verías cómo hasta un Golf de tercera generación te quita las pegatinas… sin hablar, claro está, que a terna germana formada por los Audi A5, BMW Serie 4 o Mercedes Clase C Coupé, acabarían por convertirse en un punto en tu parabrisas.

Esencia deportiva

Una carencia que, afortunadamente, Lexus consigue contrarrestar, primero, con una excelente dinámica de conducción, y segundo, con un consumo bastante contenido, cercano a los 7,5 l/100 km en condiciones reales de conducción. Respecto a su comportamiento, lo mejor que puedes hacer es seleccionar el programa Sport a través del selector de mandos situado a la derecha del túnel central. Con él activado, no solo notaremos algo más de empuje, sino que disfrutaremos mucho más de la conducción, ya que en tramos revirados, es un auténtico atleta, capaz de enlazar con pasmosa agilidad cualquier curva que se nos presente.

El tacto de la dirección es excepcional, la suspensión filtra perfectamente al tiempo que sujeta la carrocería en cada cambio de volante, mientras que los frenos no parecen mostrar síntoma alguno de fatiga. El único punto en su contra, el de siempre, la caja E

La parte positiva es que si tenemos el día de relax, solo hará falta seleccionar el programa ECO y dejarnos llevar. Con él, el cupé japonés prioriza sobre el motor eléctrico, ayudando al de combustión y rebajando ligeramente el consumo. Es un programa ideal para circular tanto por ciudad como por carretera. En ambos escenarios, el RC es el típico Lexus, es decir, cómodo, confortable y perfectamente insonorizado.

Visible a la legua

A nivel estético, la firma de lujo de Toyota ha creado un producto que consigue salirse del tradicionalismo europeo, conjugando deportividad y estilo a partes iguales. No importa dónde se posen tus ojos, que seguramente quedes prendado la primera… y si no que se lo digan al chaval.

Para enfatizarlo, nuestra unidad iba equipada, además, con el acabado F Sport, el cual aumenta la apariencia deportiva al contar con una parrilla exclusiva, un difusor trasro con doble salida de escape, llantas tintadas de 19 pulgadas y los anagramas F Sport en las aletas. A todo ello se le une el característico diseño de Lexus, con las luces de conducción diurna de tipo LED con forma de boomerang o una pronunciada caída del techo, que le otorga ese aire de cupé que tanto atrae.

Y todo ello, enfrascado en una carrocería de 4,69 metros de longitud que da lugar a un habitáculo amplio y de diseño elegante y sobrio. En efecto, como en el resto de Lexus, el RC 300h mantiene ese compromiso de calidad, gracias al empleo de materiales nobles como el cuero o de inserciones tan vistosas como el metal pulido. Sin embargo, la percepción visual sigue estando un escalón por debajo de sus rivales alemanes, ya que el tacto, y sobre todo, la forma de algunos botones, deja mucho que desear.

Una deficiencia que, como decimos, le resta algún que otro punto pero que no consigue ensombrecer un espectacular conjunto marcado por detalles como los interruptores electrostáticos de la climatización, el clásico reloj analógico situado en el centro de la consola, el selector de modos de conducción al lado de la palanca del cambio o el sobresaliente equipo de sonido firmado por Mark Levinson, compuesto por 17 altavoces, subwoofer con efecto 3D y 835 W de potencia.

Todo ello, sin olvidar, claro está, un confort de marcha sobresaliente, sobre todo en la zona delantera, donde conductor y pasajero irán perfectamente sujetos en unos asientos de corte deportivo, tapizados en cuero, con regulación eléctrica, calefacción y ventilación. Mención aparte merecen las dos plazas traseras. Si bien el RC es internamente más amplio de lo que a simple vista puede parecer, lo cierto es que sus dos butacas posteriores serán más aptas para el transporte de niños o de personas menudas. Un acceso algo complicado y una caída del techo pronunciada ponen la guinda al pastel de las limitaciones en dicha zona.

En definitiva, Lexus vuelve a ofrecer un producto diferente, capaz de llamar la atención allá por donde pase… al menos visualmente. Una distinción estética que muchos querrían que estuviera acompañada de un grupo mecánico de infarto. Sin embargo, la denominación 300h ofrece muchas más virtudes que sombras, al tiempo que le permite desmarcase un poco más de la competencia. Porque hacer un coche deportivo puede ser muy fácil, lo difícil es sobresalir por encima de la media.  

¿Preparado para lo siguiente?

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