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Prueba: Mazda 3 1.5 Skyactiv-D 150 cv – Nunca es tarde...

Disputarse el trono del segmento C no es para tomárselo a la ligera. Cada fallo, cada pequeña ausencia se acaba pagando caro a causa de la voraz lucha que existe.

En este sentido, el protagonista de estas líneas, pese a ser un modelo que ha ido mejorando progresiva y paulatinamente, se encontraba con la problemática de no tener un motor diésel de baja potencia que fuera capaz de competir contra otros superventas de igual potencia… hasta ahora. Si uno mira el mercado, verá que la gran mayoría de los modelos que copan este segmento –Seat León, Renault Mégane, Honda Civic, Volkswagen Golf, Opel Astra, Citroën C4…- posee un propulsor diésel con una potencia de entre 100 y 120 CV. Ahora bien, en esta extensísima lista faltaba uno de los contendientes que ha mejorado mucho con el paso de los años: el Mazda3.

Pero como reza el dicho “nunca es tarde si la dicha es buena”, y la firma asiática ha sabido reaccionar para otorgarle a su compacto un motor de baja cilindrada y potencia que le sirva para meterse de lleno en la lucha. Y es que hay que recordar que, hasta el momento, la gama diésel del Mazda3 únicamente ofrecía el bloque de 2.2 litros y 150 CV. Una mecánica que destaca por su refinamiento y su excelente relación entre consumo y potencia pero que, no obstante, se tornaba quizá como demasiado ‘brava’ o cara para sus compradores.

Imperceptible

Así es como Mazda ha decidido, sabiamente, trasladar el propulsor 1.5 Skyactiv-D que ya monta el CX-3. Un bloque de cuatro cilindros fabricado en aluminio –gracias a lo cual pesa 50 kilos menos que el 2.2-, que tiene 1.499 cm3 de cilindrada y que entrega una potencia de 105 CV cuando el motor gira a 4.000 rpm y que tiene un par máximo de 270 Nm, disponibles entre las 1.600 y las 2.500 rpm.

Como decimos, en esencia se trata del mismo propulsor que impulsa al todocamino urbano pero mejorado. Así es, Mazda ha introducido una serie de modificaciones con el objetivo de reducir tanto su consumo como su rumorosidad. Entre algunas de estas variaciones están el montaje de un nuevo turbocompresor de geometría variable de tamaño más reducido que ha mejorado su rendimiento a bajas vueltas; una relación de compresión extremadamente baja, de 14,8:1, con la que se logra una mezcla de combustible más uniforme a temperaturas más bajas; una nueva cámara de combustión, que reduce pérdidas del calor, o un intercooler refrigerado por agua. Como guinda, incorpora la tecnología Natural Sound Smoother, que reduce la sonoridad y las vibraciones, principalmente en las fases de arrancada y aceleración, gracias al montaje de una sordina en el bulón que conecta el pistón a la biela y que ejerce de “amortiguador” dinámico.

Ahora bien, una vez la teoría ha quedado, más o menos, clara, ¿Qué se nota al ponernos en práctica? Pues que los ingenieros nipones saben lo que se hacen y han conseguido un Mazda3 mucho más refinado. La sonoridad es bajísima, incluso en frío, y uno apenas nota rastro de esas molestas vibraciones que tanto caracterizan a los motores diésel. En definitiva, consigue que el compacto sea un vehículo muy agradable de conducir.

Despacito y gastando poco

Es evidente que no estamos subidos a un coche que derroche rapidez o deportividad, pero son justo dos cualidades que no le demandamos. En marcha, el empuje es muy progresivo y notamos como comienza a ‘andar’ a partir de las 1.400 rpm, régimen en el que podremos subir una cuesta en tercera o cuarta sin notar que se vaya a ahogar. El colofón llega a partir de las 2.000 vueltas, donde saca todo su potencial, manteniendo la compostura hasta las 4.000, que será cuando notemos su caída.

Como fiel aliado se encuentra una caja de cambios manual de seis relaciones con un tacto suave y un funcionamiento rápido. Como decimos, gracias a la gran elasticidad del motor, no será necesario estar con la mano en la palanca para ir cambiando de marcha. Además, se ha optado por unos desarrollos algo más largos, de casi 60 km/h a 1.000 rpm. Un hecho que repercute y mucho en su consumo ya que a un ritmo rápido por la autopista, la aguja del ‘cuenta’ no superará las 2.500 vueltas.

  • Ficha Técnica Mazda3 1.5 Skyactiv-D 105 CV Luxury

Motor: Diésel, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 1.499 cm3

Potencia: 105 CV a 4.000 rpm

Par: 270 Nm entre 1.500 y 2.600 rpm

Velocidad Máxima: 185 km/h

0-100 km/h: 11,0 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 4,3 / 3,5 / 3,8 l/100 km

Emisiones CO2: 99 gr/km

Dimensiones: 4.465 / 1.795/ 1.450 milímetros

Maletero: 364-1.263 litros

Peso: 1.270 kg.

Cambio: Manual de seis velocidades

Depósito: 51 litros

Precio: 25.265 euros

Precio ud. probada: 29.540 euros

Ello se traduce en un consumo muy contenido al final de nuestro viaje. En concreto, durante nuestra exhaustiva prueba, realizada por todo tipo de parajes y carreteras, el gasto medio final no sobrepasó los 4,7 l/100 km. Este es un dato muy a tener en cuenta ya que le servirá como carta de recomendación frente a los demás rivales. Y es que pocos modelos pueden ofrecer un consumo medio real tan bajo como el del japonés. Toda una muestra de que el trabajo se ha realizado con total éxito.

Ahora bien, quien se sitúe a sus mandos no ha de esperar un bólido de carreras. Así lo corroboran unas prestaciones más que comedidas: 11 segundos para pasar de 0 a 100 km/h de 11 segundos o una velocidad punta de 185 km/h. En comparación con el motor 2.2 Skyactiv-D de 150 CV estamos hablando de 1,8 segundos y 25 km/h menos, respectivamente.

Dinámicamente, en vías rápidas, da la sensación de conducir un coche superior, circunstancia que logra, de nuevo, al excelente refinamiento de su motor. Por su parte, en carreteras secundarias y con curvas pierde algo de eficacia. Para realizar un adelantamiento, sin cambiar de marcha, hay que tener claro que la recta es larga y que el otro coche nos ‘cederá’ el paso ya que se muestra algo perezoso, sobre todo en sexta. En tramos virados, el tren de rodaje y la excelente dirección nos permitirán buscar los límites en más de una ocasión, aunque peca de una suspensión demasiado y de un tacto de frenos poco fiable.

Ambiente de lujo

Con la llegada de este motor, Mazda ha aprovechado la coyuntura para actualizar ligeramente la gama en lo que a equipamiento se refiere. Así, la oferta del Mazda3 gira en torno a los acabados Style y Luxury. Nuestra unidad equipaba el segundo de ellos. Un acabado que incluye, de serie, elementos como el Head-Up Display, llantas de 18 pulgadas, cámara de visión trasera, el equipo de sonido BOSE con nueve altavoces, los sensores de aparcamiento delanteros y traseros así como los de luces y lluvia, los faros delanteros bixenón, asientos calefactados, cristales traseros tintados… o algún que otro asistente a la conducción como el de frenada de emergencia en ciudad –de serie en toda la gama- el de cambio de carril.

Pero además, nuestra unidad incluía los dos paquetes opcionales que se ofrecen. El primero, denominado Pack Premium, contaba con la tapicería de cuero y el asiento del conductor con regulación eléctrica. Mientras que el segundo, el Pack Safety, añade más sistemas de seguridad como la alerta por cambio involuntario de carril, el control de luces de carretera con iluminación adaptativa y control de velocidad de crucero adaptativa. En cuanto a la conectividad, el Mazda3 también es el encargado de estrenar en la marca el sistema multimedia MZD Connect, con prestaciones como el Bluetooth, el correo electrónico, los SMS o la navegación. Elementos que se pueden controlar a través de la ruleta situada en el túnel central.

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