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Prueba: Mazda 3 2.0 CRTD Sportive – Renovarse o morir

El sucesor del 323 tiene toda la vida por delante. Es verdad que ya han pasado cuatro años desde que el Mazda 3 saliera a la venta y que no muchos modelos aguantan en el candelero como éste lo está haciendo.

Antes de nada, un par de datos: hace un año por estas fechas, la fábrica que Mazda regenta en Hirosima sacó de la cadena de producción el modelo número un millón y contaba más de seis decenas de premios en sus vitrinas. Hoy, ese número de reconocimientos ronda los ochenta y el número de ventas crece desorbitadamente. De hecho, desde el 1 de Septiembre saldrán 900 unidades de la nueva serie limitada  Xcite, preparada para quien busque lo  exclusivo. Aquí van los secretos del rey diesel de la gama: el 2.0 CRTD con 143 cv. La idea de hacer un buen diesel entre tanto motor gasolina (desde el 1.6 hasta el deportivo MPS) pasaba indudablemente por conservar algunos elementos deportivos y conservar así la esencia competitiva de esos modelos. De hecho, el 2.0 CRTD ha heredado, entre otras cosas, la transmisión de seis desarrollos del Mps. Esto le permite sacar todo el provecho del par en bajos rangos y ahorrar combustible en crucero.

Silencioso, nunca dormido

Los datos no engañan y certifican que la fabricación de este propulsor se ha orientado hacia las prestaciones: el par motor del 2.0 CRTD es de 360 Nm a 2.000 revoluciones y por eso sus 143 cv hacen que parezcan más. Funcionan de forma muy lineal y progresiva y desde muy abajo (desde las 1800 el empuje es considerable) gracias a un sistema de inyección multietapa capaz de realizar hasta seis acciones por ciclo a bajas revoluciones. Esto se traduce en que la respuesta del acelerador es casi instantánea y que el empuje del coche es muy uniforme. Quizá se podría redondear con algo mas de entrega en partes altas (la máxima debería llegar a 4.500) pero no hay que olvidar que es un diésel y, por tanto, su comportamiento ha de ser más templado.  

Como ya hemos dicho, el tacto general de la caja de cambios tiene toda la suavidad y precisión que se pensó para el Mps. La sexta marcha permite alcanzar una velocidad de crucero ahorradora (desciende el consumo hasta rozar los 6 litros) y proporciona un ritmo extremadamente silencioso. Parte del secreto acústico es el aislamiento Thinsulate que recubre la parte interior del capó e impide la entrada de ruidos. De igual forma, los neumáticos cuentan con una estructura interna corregida que mejora notablemente la rodadura. Entre una cosa y otra, se ha conseguido bajar el nivel de ruido hasta 1,5 decibelios. Entre la competencia no hay ningún modelo que mejore este parámetro.       

La carrocería también está a medio camino entre la de los modelos 1.6 (gasolina o diesel) y el tope de gama MPS. La plataforma es la misma que la de los primeros pero ha heredado muchos componentes del deportivo como la dirección asistida hidráulica o la placa superior de la suspensión delantera. Por eso se nota un comportamiento más flexible, ya que las conducciones sport y elegante tienen cabida por igual.  

Una sutil renovación

Hace un año Mazda decidió dar un aire diferente a la gama entera y mejoró la sensación de calidad a nivel general. Pusieron especial interés en los motivos de mayor utilización y en todos los focos visuales de los ocupantes del coche. Por eso, el habitáculo fue el mas beneficiado de todos y, desde entonces, la calidad de los tapizados son mayores, la moldura del salpicadero está ahora metalizada y lucen los tonos plata en algunos de los detalles.

Al tener tanto en común con el MPS, los ingenieros de Mazda también pretendieron contagiar de deportividad al exterior. Ahora hay más diseños de llantas disponibles, un nuevo kit de paragolpes deportivo y embellecedores negros en los grupos ópticos traseros.

Los niveles de seguridad activa y pasiva aprueban con nota y redondean la calidad de conducción. Desde el control de estabilidad DSC a los sensores de lluvia y luces, pasando por los frenos de 300 y 280 mm (mas grandes que los del 1.6, que son de 278 mm en el delantero y 265 en el trasero).

Con los datos de sus rivales en la mano, el diesel más alto de la gama Mazda 3 se ha vuelto a posicionar como serio rival de modelos como el Honda Civic 2.2 i-CTDi, Peugeot 307 2.0 HDI o el mismo Volkswagen Golf 2.0 TDi. Los más preocupados por las comparativas deben saber que en este elenco de competidores, el japonés gana en par motor y en velocidad punta (205 km/h), no así en aceleración (sus 9,9 segundos son superados por los 8,6 del Civic y por los 9,3 del Golf).

Este nuevo Sportive 2.0 CRTD de 143 en carrocería 5 puertas cuesta 22.735 euros. Si optamos por la versión Sport sedán deberemos pagar 475 euros más. En esta versión además se pueden equipar luces de Xenón y equipo de audio Bose por 1.295 euros mas.

No hay que olvidar que Mazda ofrece un seguro propio que puede hacer bajar notablemente el precio de una póliza, por lo que todo aquel que se haga con un coche de esta marca debería estudiarlo y tener esta posibilidad muy en cuenta.

¿Preparado para lo siguiente?

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