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Prueba: Mazda CX-5 2.2 CRTD – Superior a la media

Mazda vende un todo camino más grande que el CX-5: se llama CX-7 y cuenta con una versión diesel 2.2 de 173 CV y acabado Pulse por 30.700 euros - con promoción incluida-. Es 4.100 euros más caro que su hermano pequeño, pero añade tracción total, algo más de espacio en las plazas traseras...

aunque cede en maletero - 455 litros por 463 -, y consumo 7,5 litros por 4,5-. En definitiva, elige el CX-5. El nuevo todo camino de Mazda quiere ser... el que más se parezca a un turismo. ¿Lo logra? Sería muy fácil empezar esta prueba diciendo algo obvio: Mazda ha llegado bastante tarde a un segmento que lleva unos cuantos años en pleno auge, como es el de los todo camino compactos. Sin embargo, el lado positivo es que la marca japonesa ha tenido tiempo de sobra para estudiar a los que serán sus rivales - desde el VW Tiguan al Kia Sportage pasando por el Citroën C4 Crosser - y, de esta forma, presentar un modelo que supere a toda la competencia... ¿lo consigue el CX-5?.

Acabado Style. Ofrece 6 airbags, 4 elevalunas eléctricos, cierre centralizado con mando a distancia, dirección asistida, ordenador de a bordo, ESP, ABS, equipo de audio, espejos eléctricos y plegables, clima bizona, sensor de lluvia y luz, faros antiniebla, llantas de 17", control de vel., volante multifunción reg. en altura y profundidad, asiento trasero abatible por partes, Bluetooth, arranque por botón...

Acabado Luxury. Al Style, añade: tapicería de cuero -dos colores a a elegir-, asiento del conductor eléctrico, acceso y arranque manos libres, cámara de ayuda al aparcamiento, control de párking delantero y trasero, llantas de 19", equipo de audio Bose, asistente de cambio de carril. Las opciones: pintura metalizada (510 €), navegador (520 €), pack Comfort -control de aparcamiento del./tras., cámara trasera, avisador de obstáculos en ángulo muerto- (930 €), pack Safety -avisador de salida de carril, faros bixenón inteligentes- (2.060 €).

Llantas de aleación

De serie son de 17" y hay otras dos de la misma medida por 952 euros y unas de 19" por 1.307 euros; no las ofrece de 18".

¿De serie... u opción?

1.- Navegador Tom Tom: 520 euros

2.- Arranque por botón: de serie

3.- Clima bizona: de serie

4.- Freno de mano eléctrico: no lo ofrece

Pero muy bien hecho

El salpicadero es menos original que el exterior... y que el de otros modelos de la marca -como el 3 ó el 6-; sin embargo, su apariencia es muy atractiva, moderna y con detalles vistosos como las inserciones en tono plateado o en plástico negro. Pero hay algo que llama aún más la atención.

Los Mazda siempre han destacado por calidad... pero en el CX-5 también se añaden unos plásticos de muy buen tacto para recubrir casi todo el salpicadero; eso y el buen manejo de botones, ruedecitas... hacen que, en conjunto, tenga 'tacto' de modelo premium. Eso sí: no hay posibilidad de personalizarlo con distintos tonos para los tapizados o inserciones -en un Audi Q3, sí-.

¿Práctico? En línea con sus rivales: hay una guantera principal correcta, otra entre los asientos delanteros, huecos en todas las puertas -aunque los traseros son pequeños-... Sin embargo, no cuenta con la banqueta trasera corrediza de un Volkswagen Tiguan o un Toyota RAV-4.

Como en otros Mazda se echa de menos un botón para accionar el cierre centralizado; la palanca del freno de mano queda demasiado cerca de la pierna del conductor.

¿Qué radio lleva de serie?

Un equipo de audio con mandos en el volante, radio con dos bandas -FM y AM, con calidad de recepción muy buena-, lector de CD's y toma USB -en opción no hay un dispositivo más potente y mejor-. Su sonido es nítido y equilibrado, se controla a través de una pantalla táctil... y cuenta con bastantes mandos y botones, aunque su manejo es sencillo.

Sería muy fácil empezar esta prueba diciendo algo obvio: Mazda ha llegado bastante tarde a un segmento que lleva unos cuantos años en pleno auge, como es el de los todo camino compactos. Sin embargo, el lado positivo es que la marca japonesa ha tenido tiempo de sobra para estudiar a los que serán sus rivales -desde el VW Tiguan al Kia Sportage pasando por el Citroën C4 Crosser- y, de esta forma, presentar un modelo que supere a toda la competencia... ¿lo consigue el CX-5?

Que entre por los ojos

Hay que reconocer que Mazda es una de las firmas que, en la última década, ha apostado por modelos con un estilo más original y que, además, ‘es propio’. En el caso de su nuevo todo camino, el resultado es un vehículo muy atractivo, de líneas sencillas y poco recargadas, pero que en conjunto consigue llamar la atención. No faltan los rasgos clásicos de este tipo de modelos: altura elevada, frontal poderoso, generosa anchura -1,84 m-... combinado con una buena aerodinámica -Cx de 0,33- y unas formas bastante deportivas. No es exageradamente llamativo, pero exhibe un diseño equilibrado. Lo mismo sucede en el interior: tiene un toque ‘diferente’ respecto a la competencia -gracias al atractivo volante deportivo, la vistosa instrumentación-, pero cuenta con un salpicadero bien ordenado, con todo en su sitio y una calidad o nivel de equipamiento a la altura de los mejores.

La mayor ventaja de estos todo camino frente a un compacto convencional es que cuentan con un espacio interior más desahogado, sobre todo en altura; en el CX-5 no sólo se cumple eso -aventaja con claridad al Mazda 3- sino que es de los más espaciosos de la categoría. Sin embargo, el apartado en el que más énfasis ha puesto la firma japonesa tiene que ver con sus cualidades en carretera; este es el primer Mazda que incluye lo que la marca denomina Skyactiv, un conjunto de tecnologías desarrolladas para mejorar el rendimiento -prestaciones y consumos- y el comportamiento. No son medidas revolucionarias, sino más bien una optimización de aspectos fundamentales del coche, como el peso, la eficiencia de las mecánicas y de las cajas de cambio..

¿Y en gasolina?

Hay una alternativa, equipada con el motor 2.0 16V de 165 CV y cambio manual de seis marchas. Respecto al diesel de estas páginas, con el mismo acabado -Style- y tracción delantera, el gasolina cuesta 2.250 euros menos; es cierto que el diesel ofrece un consumo más bajo -4,5 l frente a 6,0 l-, pero para amortizarlo hay que recorrer cerca de 95.000 km. Además, el gasolina resulta, incluso, más 'refinado' y silencioso.

¿Mejor 4x4? El diesel de 150 CV ofrece un sistema de tracción total -aporta mejor adherencia sobre superficies resbaladizas- por 3.080€. Es una opción cara -sus rivales piden entre 2.000 y 2.500e-, incrementa el consumo medio en 0,4 l y la aceleración de 0 a 100 -pasa de 9,2 a 10 seg.-. Salvo que uses el coche para ir a menudo a la nieve o circules por caminos con poco agarre, puedes prescindir de ella.

No revolucionario, pero sí bastante inteligente

Para nuestra prueba hemos escogido la versión diesel de acceso a la gama, con tracción delantera -también se puede elegir con tracción total por 3.080 euros más... que es mucho-. Con un peso en marcha de 1.520 kg no es una 'pluma', pero se sitúa entre 50 y 100 kg por debajo de sus competidores: esa es una de las razones por los cuales este Mazda es una de las referencias de la categoría; puede que los haya más cómodos y aplomados -como el VW Tiguan- e, incluso, más deportivos -como el Ford Kuga-, aunque ninguno resulta tan equilibrado como el CX-5. Para ser un todo camino, reacciona con rapidez a 'las órdenes que recibe del volante', es capaz de enlazar curvas con mucha agilidad...

La única pega es que en curvas lentas la carrocería balancea más que en un turismo... debido a su mayor altura, pero eso no compromete la estabilidad. El CX-5 también es muy agradable de conducir por dos factores: el magnífico tacto de su cambio manual de seis marchas -con una palanca cortita y de manejo duro y preciso; es el mejor de este tipo de coches- y de su dirección, que a pesar de su asistencia eléctrica conserva un buen manejo y, además, resulta muy rápida con 2,7 vueltas de volante.

Otro de los puntos fuertes de esta versión ‘básica’ es el motor; aunque calca la cilindrada y potencia de otro propulsor que Mazda utiliza en su gama -el 2.2 de 150 CV que adapta el '3'-, en realidad, es una mecánica nueva, con un avanzado sistema de sobrealimentación, equipado con Stop/Start*... Se trata de una de los mejores motores de su potencia -y eso incluye al brillante 2.0 TDI de VW- y también es de los más ecológicos -tanto, que cumple una norma anticontaminante que entrará en vigor dentro de tres años... y que sólo emite 119 g de CO2, por lo que se libra de pagar impuesto de matriculación en España-.

Su rendimiento es muy bueno: vibra poco, está bien aislado y gracias a su generosa cilindrada ofrece una respuesta contundente casi desde el ralentí -además, respecto a otros diesel sube mucho de vueltas: la zona roja empieza en 5.200 rpm, algo útil cuando hay que apurar una marcha, por ejemplo al adelantar- y sus prestaciones son equiparables a las de un compacto de potencia similar.

Y queda el asunto del precio...

El principal inconveniente del CX-5 es... lo que cuesta; en realidad, su precio es razonable, viene tan equipado de serie como el mejor y hay que reconocer que vale lo que cuesta. El problema es que prácticamente cualquiera de sus rivales directos anuncia alguna jugosa oferta... que, de momento, el japonés no ofrece; por ejemplo, si el CX-5 cuesta 27.670 euros, ahora existe un Ford Kuga 2.0 TDCi por 22.800e o un Opel Antara 2.2 CDTi por 21.900e; con una pequeña promoción, el Mazda sería una de las referencias absolutas de su categoría.

¿Preparado para lo siguiente?

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