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Prueba: Mercedes-Benz Clase B 180 – Lujo y suavidad

Recientemente, la ciudad de Detroit ha sido testigo de la conversión de la clásica y conservadora Clase A en un Benz más moderno que ha pasado de ser un simple automóvil de asientos elevados a un compacto a tener muy en cuenta. Su hermano mayor, el Clase B, tampoco es lo que era antes.

Hemos sometido a este monovolumen compacto a una inspección en profundidad puesto que queríamos saber si además de su acceso cómodo había sacrificado alguna otra de sus virtudes. El nuevo Clase B es ahora más largo, más plano y más deportivo. En sí no se trata de una mala evolución, pero ¿es eso realmente lo que quieren los clientes? ¿No es cierto que en 2011 hubo un montón de compradores que se decantaron por él debido al sencillo acceso que proporcionaban sus asientos elevados? El hecho es que en la nueva versión - más baja y sin el suelo plano continuo - las maniobras de entrada y salida ya no resultan tan sencillas.

Pero quizá su diseño más moderno y fresco guste a muchos clientes nuevos. El frontal con su enorme parrilla inclinada, las ópticas ovaladas con sus elegantes bandas de LED y las grandes luces de conducción diurna situadas en el faldón delantero hacen que los 4,36 metros del nuevo B 180 tengan un aspecto mucho más joven que hasta ahora. A esto cabe añadir también el singular pliegue lateral de su carrocería que recuerda en cierta medida a los modelos de Opel. Sin embargo, con el voladizo de diseño renovado la visibilidad es ahora un poco peor.

Una zaga conservadora

En comparación con el resto del conjunto, su zaga casi vertical resulta algo conservadora y la visibilidad hacia atrás a través de una luna relativamente pequeña podría ser mejor. No obstante, la cámara de visión trasera puede resultar de gran ayuda. Detrás del portón trasero sigue habiendo bastante espacio, un total de 488 litros para un equipaje con el que no obstante primero hay que superar una considerable altura hasta el plano de carga. Por 77 euros Mercedes ofrece un paquete para el compartimento de carga que oculta estos 15 cm con un segundo piso; debajo queda espacio suficiente para objetos más pequeños y más abajo aún existe otro compartimento de carga donde se aloja el kit de reparación de neumáticos «Tirefit» puesto que Mercedes ya no oferta rueda de repuesto.

Si se pliega el banco trasero de división asimétrica –y sobre el que se puede viajar con suficiente espacio a la altura de las piernas y la cabeza– el volumen de carga aumenta hasta los 1.545 litros y siempre queda un pequeño escalón en el suelo del maletero. La culpa la tiene un tubo de refuerzo que atraviesa el piso del vehículo y al que van sujetos, entre otras cosas, los anclajes Isofix de los asientos infantiles. Los que inviertan 675 euros más podrán incrementar aún más la variabilidad, ya que con el paquete «Easy Vario Plus» obtendrán un banco trasero desplazable, un reposabrazos para la parte posterior y la posibilidad de plegar el respaldo del asiento del copiloto para poder transportar objetos más largos. No obstante, lo que más nos ha gustado es que los interruptores de los elevalunas eléctricos de las ventanillas traseras, tan mal posicionados en la versión anterior, ahora han encontrado su ubicación ideal.

Salpicadero de aspecto deportivo

La afirmación de la casa alemana acerca de que la Clase B es ahora más deportiva no solo tiene que ver con la carrocería, sino también con el diseño de gran calidad del interior. En comparación con un predecesor de aspecto algo triste y monótono, ahora encontramos un salpicadero con un diseño más fresco, de tintes deportivos, con toberas de ventilación redondas e interruptores plateados y al que tampoco le faltan las superficies brillantes tan de moda últimamente. Tan solo escasean los compartimentos portaobjetos. Con instrumentos, indicadores y elementos de control procedentes de los últimos desarrollos de la casa, uno se encuentra rápidamente como en casa en el Clase B, aunque es posible que algunos veteranos tengan algunos problemas con las palancas situadas en la columna de dirección.

Si bien en Stuttgart siguen apostando por una única palanca para intermitente, limpiaparabrisas y avisador luminoso situada en la parte izquierda, ésta ha intercambiado su ubicación con la palanca del Tempomat y ahora está situada en una posición mucho más elevada y su aspecto es bastante peor en términos de calidad. Por lo tanto, aquellos que estén acostumbrados a la disposición anterior intentarán poner el intermitente en más de una ocasión con el regulador de velocidad. Sin embargo, no nos queda más remedio que acostumbrarnos a este nuevo sistema que también podemos encontrar en la nueva reedición del SL. La nueva pantalla del navegador de grandes proporciones también tiene un aspecto más moderno y parece un enorme iPad situado en la consola central. Aunque la imagen de conjunto es bonita, pronto nos damos cuenta de que los bordes en negro brillante resultan ser un nido de polvo.

Poco potente pero armónico

En contra de la denominación «Sports» de la nueva Clase B, nuestra unidad de prueba estaba equipada con el gasolina de acceso de la casa, un gasolina turbo de cuatro cilindros y 1,6 litros, cuyos 122 CV no envían demasiada potencia a las ruedas delanteras, aunque trabajan de forma sumamente silenciosa. Su par motor de 200 Nm solo le permite registrar un tiempo de aceleración por encima de los diez segundos, aunque a cambio este pequeño propulsor entrega su fuerza de forma mucho más uniforme y armónica que cualquier otro. No presenta un efecto turbo marcado –su potencia está disponible a partir de las 1.250 vueltas– y todo lo que pudiera quedar de él lo elimina su cambio manual de seis velocidades que presenta una relación de transmisión extraordinariamente suave. De forma opcional, y por 2.165 euros, Mercedes ofrece también un cambio de doble embrague de siete velocidades.

Al igual que un efecto turbo, a este propulsor también le falta el empuje forzado del turbo y en autopista en ocasiones también un poco más de presión. Una vez que este monovolumen de 1,4 toneladas de peso rueda a buen ritmo el aumento de velocidad es escaso, por lo que las maniobras de adelantamiento requieren una buena planificación previa. Si no queremos meternos en problemas lo que podemos hacer es limitarnos a navegar cómodamente entre el tráfico (hasta un máximo de 190 km/h) y disfrutar de su buen asentamiento en carretera y su excelente estabilidad direccional. Sin embargo, este exiguo placer se ve ensombrecido por un consumo bastante elevado. Según el fabricante éste alcanza los 6 litros, pero nuestra experiencia ha demostrado que la cifra ronda más bien los 9 litros, y eso a pesar de contar con el sistema automático Stopp&Start de serie. Para una potencia de tan solo 122 CV se trata de un consumo demasiado elevado, ya que incluso con su consumo homologado el nuevo B 180 solo alcanza la valoración C en la recién introducida clasificación energética.

Rápido y maniobrable

La configuración tanto del chasis como de la suave dirección asistida eléctrica no es especialmente deportiva pero sí muy dinámica y directa, lo que permite realizar un trazado de curvas realmente limpio. Si a esto le añadimos un centro de gravedad más bajo, el nuevo Clase B permite moverse de forma más rápida y con menos inclinación lateral en curva que su predecesor e incluso las intervenciones del programa electrónico de estabilidad son menos frecuentes. Además, cuando la cosa se pone seria también se puede recurrir a unos excelentes frenos.

Para aquellos a los que el confort de su buena suspensión de serie –gracias, no en última instancia, a las ruedas de 15 pulgadas de serie– les resulte demasiado cómoda también pueden decantarse por el paquete deportivo. Por 1.100 euros, además de un tren de rodaje deportivo más duro con sistema de amortiguación selectivo y dirección directa, el cliente disfrutará de asientos deportivos y algunas inserciones y aplicaciones más elegantes, como los pedales en acero inoxidable o las entradas de aire en forma de rombo del faldón delantero.

Multitud de extras

La lista de equipamiento opcional contiene muchos más extras que unos simples amortiguadores más duros. Gracias a los innumerables y costosos extras de confort disponibles para el Clase B cualquiera puede hacer que el precio básico de 26.900 euros del B 180 se dispare. En este sentido, y a modo de ejemplo, diremos que solo el sistema de navegación con acceso a Internet –ejemplar, eso sí– cuesta casi 3.580 euros. Sin embargo, la factura final puede incluir muchas más cosas: el programador de velocidad cuesta 340 euros, los asientos calefactados 390 euros, el techo panorámico 1.540 euros, la distribución variable del haz de luz (750 euros) y la recepción digital de radio de un por 500 euros. Entre los demás extras también encontramos el paquete de alumbrado y visibilidad (390 euros), sin el cual no disfrutaremos del espejo de cortesía con luz o del sensor de lluvia, los portavasos delanteros o la calefacción para el sistema de limpiaparabrisas.

Sin embargo, cualquier Clase B incorpora de serie la regulación en altura del asiento del conductor, un volante con un amplio margen de regulación en altura y profundidad y que incorpora 12 botones multifunción de aspecto algo dudoso, el sistema de aire acondicionado, elevalunas eléctricos en todas las ventanillas y una radio CD con entrada auxiliar y conexión Bluetooth. Además, también cuenta con un amplio equipamiento de seguridad de serie que incluye, entre otras cosas, numerosos airbags –incluido un airbag de rodillas para el conductor– anclajes Isofix para los asientos infantiles, un sistema de control de ascenso en pendientes, un sistema que reconoce cualquier síntoma típico de cansancio en el conductor y advierte de que es recomendable realizar un descanso, así como un sistema de prevención de colisiones con asistente de ayuda a la frenada. La lista de equipamiento opcional de seguridad abarca un sistema de advertencia de cambio involuntario de carril con detección de ángulos muertos, el programador de velocidad con regulación de distancia o un sistema de ayuda al aparcamiento.

Conclusión

No. Quitando el acceso más cómodo de su predecesor, la nueva reedición del Clase B no tiene nada que envidiar a la anterior generación y, en el fondo, se puede describir con una única palabra: suave, ya que así es como trabajan tanto la dirección como el tren de rodaje, el cambio y el motor. Si bien el gasolina básico no es sinónimo de vivacidad, este cuatro cilindros turboalimentado entrega su fuerza de forma armónica y uniforme y trabaja además de forma extremadamente silenciosa, aunque no del todo eficiente.El nuevo Clase B destaca por su interior de gran calidad, su abundante espacio y su excelente variabilidad. Lástima que para hacerse con el banco trasero desplazable haya que rascarse tanto el bolsillo.

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