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Prueba: Mitsubishi Space Star 120 MPI Motion – Una decisión racional

Mitsubishi vuelve a la ciudad de la mano de su Space Star el cual, nada tiene que ver con aquel movolumen compacto que comercializaba a principios de siglo sino que deriva directamente del Mirage, un vehículo ‘low cost’ fabricado en Tailandia.

Bajo un diseño funcional , un habitáculo práctico y espacioso y un motor alegre tanto para moverse por ciudad como para salir de ella, el Space Star es una de esas compras racionales que, si consiguen ‘montarselo bien’ puede llegar a ser toda una estrella del sector. Con la llegada de este urbano, Mitsbishi deja claro que no se ha convertido en una marca exclusivamente de todoterrenos. Y es que hasta el año pasado, si echábamos un vistazo a la gama de la nipona, de los cinco modelos que la componían cuatro (el 80%) eran todoterrenos o todocaminos. Una circunstancia que llama la atención si realizamos un poco de memoria histórica y retrocedemos diez años atrás para comprobar que no siempre fue así. Con el siglo XXI dando sus primeros coletazos de vida, aquel cliente que quisiera comprar un Mitsubishi podía elegir entre monovolúmenes como el Grandis, compactos como el Lancer, deportivos radicales como el EVO e incluso engendros como el Space Runner.

Igualmente, los más urbanitas tenían una opción llamativa y deportiva como era el Colt. No obstante, el éxito de este último fue tan exiguo que la propia Mitsubishi decidió enterrarlo y dejar todo el peso del segmento A en un eléctrico… porque no hay que olvidar que la japonesa fue una de las primeras marcas en poner a la venta un vehículo urbano eléctrico, el iMiev, el cual, aunque llegó con fuerza, esta se fue diluyendo con la misma rapidez que un azucarillo provocada por la creciente competencia y por la desconfianza que provocaba en los usuarios el contar con una autonomía limitada.

De esta forma, no era de extrañar que el pensamiento de la nipona fuera focalizar todos sus esfuerzos en sacar adelante sus SUV. Hasta que el año pasado, para sorpresa de todos, de repente, Mitsubishi decidió resucitar sus aspiraciones urbanísticas (automovilísticamente hablando) con la puesta a la venta de un nuevo producto, el Space Star. El motivo, la globalización a la que están expuestas las marcas  y que en el caso de Mitsubishi viene determinada por la llegada del nuevo Mirage, un vehículo urbano que se fabrica en Tailandia y que en Asia tiene aspiraciones de modelo low cost.

Prima el espacio

En cambio, en Europa esas pretensiones desaparecen, al igual que lo hace su nombre original. Y es que para nuestro mercado, así como para el del resto de Europa, el pequeño de Mitsubishi es conocido como Space Star. Una nomenclatura que ya se empleó hace años para referirse al monovolumen compacto de la marca pero con el cual, nuestro protagonista nada comparte.

A efectos prácticos, estamos ante un urbano puro y duro que, dado su tamaño, 3,71 metros de largo, se sitúa a medio camino entre los más pequeños de cada casa, como el Renault Twingo, Toyota Aygo, etc., que no llegan a los 3,6 metros; y los Seat Ibiza, Ford Fiesta, etc., que superan de sobra los 4 metros. Así, por tamaño, los únicos rivales directos serían el Nissan Micra y el Suzuki Swift, ambos en 3,8 metros.

De hecho, estéticamente, el Space Star adquiere cierto parecido con sus dos principales rivales, sobre todo por contar con unas formas redondeadas que resultan agradables a la vista; mientras que en su habitáculo, la sencillez prima por encima de todo. Ello no quiere decir que estemos ante un vehículo espartano y de poca calidad, sino que se basa en lo simple para sacar adelante un salpicadero muy logrado. Bien es cierto que emplea plásticos duros en toda la consola central, pero su imagen resulta igualmente atractiva; además, todos los mandos se sitúan cerca del conductor aunque lo cierto es que podrían estar un poco más orientados hacia él.

Lo mejor de dos mundos

En lo que a postura de conducción se refiere, este Space Star parece haber heredado algo más que el nombre de su anterior generación ya que sentados al volante nos parecerá estar viajando en un monovolumen más que en un urbano. Un exceso de altura que se agrava con la ausencia de regulación en profundidad del volante y con una sujeción de los asientos bastante pobre que viene determinada por un mullido muy escaso.

En la zona trasera, no hay sorpresas. El espacio es justo para que viajen dos ocupantes ya que si viajan tres, incluso si es un niño, irán demasiado apretados. No obstante si por algo destaca este Space Star es por su espacio para las piernas, de los mejores de su categoría, característica que no se extrapola al maletero, ya que con 235 litros es, por ejemplo, 30 litros inferior al de un Micra.

Para la prueba hemos escogido la motorización más potente, a la que da nombre el 120 MPI. Pero no nos dejemos engañar por la denominación, ya que esta hace referencia a la cilindrada del motor, de 1.2 litros, y no a la potencia, que en nuestro caso es de 80 CV. Un valor que destaca cuando circulamos por ciudad, su hábitat natural, incluso si vamos algo cargados, ya que gracias a los 920 kilos de peso, el Space Star se mueve con total soltura.

El propulsor no suena en exceso y las vibraciones son las normales en un vehículo de estas características. El tacto de la transmisión manual de cinco relaciones es rápido y eficaz mientras que nos ha llamado la atención lo largas que resultan ser sus tres primeras marchas y que se refleja en que, en ciudad, podremos prescindir de las dos últimas. Gracias a ello, el consumo del Space Star se ve reducido bastante y aunque será complicado llegar a los 4,3 l/100 km que homologa la marca, lo cierto es que se podrán rondar los 5,5-5,6 l/100 km con facilidad.  

Además, el comportamiento dinámico de este pequeño también consigue sacarnos una sonrisa de la cara ya que gracias al ya comentado escaso peso del conjunto, a una puesta a punto muy acertada de su chasis y a unas suspensiones de lo más confortable, el conductor podrá llegar a pasar muy buenos ratos con el volante entre las manos. El único pero que le encontramos, que la dirección está demasiado asistida y no transmite del todo la información… pero es que estamos ante un vehículo puramente urbano y eso se tiene que notar.

Aunque si nos ceñimos a su equipamiento, parece que estemos en un vehículo de un segmento superior ya que el acabado Motion, al que obligatoriamente está asociado nuestro motor, posee una dotación de serie de lo más completa: acceso y arranque sin llave, control de velocidad, Bluetooth, volante multifunción, climatizador, sensores de lluvia y luces, puerto USB...

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