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Prueba: Opel Adam S – Todo un 'matagigantes'

Con 3,71 metros de largo, un motor turbo de 150 CV y un chasis ajustado a las mil maravillas, el Opel Adam S nos demuestra que no se necesitan grandes ostentaciones, ni una potencia desmesurada para disfrutar de un auténtico deportivo.

Hay quienes piensan que para pasárselo bien con un coche, es necesario que su motor genere un sinfín de caballos, que sus prestaciones sean tan impresionantes que te quiten el hipo o que su carrocería sea tan baja y ancha que más bien parezca un avión. Un servidor no va a ser el que les contradiga, pero estas líneas sí van a servir para ilustrar que hay vida más allá de los grandes ultra-deportivos.

El ejemplo claro, el Opel Adam S que protagoniza estas líneas. El pequeño urbano alemán, con sus escasos 3,71 metros de largo, es capaz de dibujarnos casi la misma sonrisa que si lleváramos un Cavallino en la parte delantera. Para ello, ‘solo’ necesitar echar mano del motor de gasolina 1.4 Turbo, que desarrolla 150 CV y 220 Nm de par máximo. Sí, has leído bien, 150 CV para mover un coche que solo pesa 1.163 kilos. El resultado: diversión asegurada.

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¿Rectas? No, gracias

En efecto, esa es su principal virtud: la diversión. Puede que nada más ‘despertarlo’, te quedes algo frío, pues por su salida de escape no se filtra ningún sonido bronco, típico de los GTI de mayor cilindrada. Sin embargo, basta pisar un par de veces el acelerador para comprobar que este Opel Adam S tiene mucho nervio.

Para conseguir el grado óptimo de divertimento, la firma del rayo ha introducido ligeros retoques tanto en la suspensión, montando amortiguadores más firmes, como en la dirección, al reprogramar su software. La consecuencia de todo ello, un vehículo que solo pide una cosa: curvas y más curvas.

Allí que le llevamos. Frente a nosotros, un puerto de montaña de 18 kilómetros de recorrido que compagina giros rápidos con paellas de 180 grados. El escenario ideal para que este Adam S nos demuestre de qué pasta está hecho. “De una muy buena”, parece decirnos tras recorrer los primeros mil metros. En este breve espacio, el pequeño urbano ya nos enseña sus ases. Su bajo peso, unido a su potente motor, le catapulta en la primera recta, alcanzando los primeros 100 km/h en 8,5 segundos. Cierto es que se trata de una bajada por lo que la sensación de velocidad es ligeramente mayor. El motor, ahora sí, inunda el habitáculo con su excelente sonido, mientras que el tacto de la caja de cambios nos incita a juguetear con ella.

Llega la primera curva rápida a derechas, de nuevo en bajada. Ni corto ni perezoso, el Adam S y yo nos ‘tiramos’ a ella. El chasis no se inmuta, la dirección es precisa no, lo siguiente, y la suspensión sujeta con firmeza la diminuta carrocería. A los pocos metros, enlazamos la primera paella, esta vez a izquierdas. Seguimos en bajada. Clavamos los frenos y… ¡el Adam S nos detiene antes incluso de que lleguemos a trazar! Esto se debe a que tras sus llamativas llantas, opcionales, de 18 pulgadas sobre neumáticos en medida 235/35, se encuentra el mismo equipo de frenos que montaba el anterior Corsa OPC de 192 CV, con discos de 308 milímetros de diámetro, delante, y 264, detrás. Cien metros después, otra paella, ahora a derechas. Esta vez no cometo el mismo error y alargo la frenada. Un simple toque de dirección y el Adam S traza como si fuera sobre raíles. No hay inercias ni subvirajes, demostrando una agilidad pasmosa.

Empuja, ¡empuja!

Tras cuatro giros cerrados más, comienza la subida. Bajamos una relación, el tacto del cambio es duro pero exquisito, y hundimos el pie en el acelerador. El sonido del 1.4 Turbo vuelve a ‘arroparnos’. Sin embargo, aquí notamos la primera carencia del vehículo. Sorprendentemente, ante una cuesta pronunciada, parece que le cuesta coger velocidad. Bajamos otra relación, la aguja del cuentarrevoluciones sube indiscriminadamente hasta las 5.000 vueltas, régimen en el que el Adam S entrega toda su potencia.

Con el pequeño ‘empujón’, nuestro protagonista ha cogido aire y sigue subiendo. Las curvas rápidas se convierten en rectas, mientras que el firme, algo roto en esta parte, nos hace ver que no estamos ante un coche cómodo para el día a día. Dada la mayor firmeza sus amortiguadores, las irregularidades del terreno no se filtran bien. Subimos un punto el nivel y desconectamos por completo el ESP –es de los pocos que te lo permite-. La transformación es ligera, pues el eje trasero comienza a flotar un poco más, sobre todo en enlazadas rápidas, pero sin darnos una sensación de inseguridad.

  • Ficha Técnica Opel Adam S

Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 1.364 cm3

Potencia: 150 CV entre 4.900-5.500 rpm

Par: 220 Nm entre 2.750-4.500 rpm

Velocidad Máxima: 210 km/h

0-100 km/h: 8,5 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 7,6 / 4,9 / 5,9 l/100 km

Emisiones CO2: 139 gr/km

Dimensiones: 3.708 / 1.720 / 1.484 milímetros

Maletero: 170-663 litros

Peso: 1.163 kg.

Cambio: Manual, de seis velocidades

Depósito: 35 litros

Precio: 21.398 euros

Precio ud. probada: 25.119 euros

Llegamos a un repecho recto, donde seguimos acelerando. De nuevo comprobamos como, si circulamos en marchas largas, el motor se muestra algo perezoso por debajo de las 2.000 vueltas. Pese a ello, somos pacientes, y seguimos con el pie hundido. A los pocos segundos, una vez pasamos el umbral de las 3.000 vueltas, el ímpetu crece y el Adam S vuelve a coger velocidad. En ningún momento llegaremos a alcanzar los 210 km/h de velocidad punta que marca, pero es un dato que tenemos muy en cuenta si alguna vez viajamos a su país de origen y lo metemos en una autobahn.

En este momento, de repente, nos entra la vena eficiente y echamos un vistazo al dato de consumo… ¡8,5 litros!, marca el ordenador de a bordo. Puede que no sea mucho teniendo en cuenta la conducción a la que le hemos sometido, pero si tenemos en cuenta que tiene un depósito de solo 35 litros… ahora sí te parece alto, ¿verdad? Eso sí, en circulación pausada, y con el programa ECO activado –sí, en la consola central hay un botón que activa un programa más eficiente-, el consumo registrado no bajó de los 6,5 l/100 km, lo que implica que habrá que andar con ojo porque los repostajes se darán cada 540 kilómetros aproximadamente.  

Llamando la atención

Durante nuestro recorrido, nos hemos cruzado con un par de conductores, quienes seguramente lo único que habrán visto sea una mancha gris y roja pasar a toda velocidad. Una combinación de colores que, sin ser la más llamativa de toda la gama, enfatiza aún más el carácter deportivo del modelo. Porque además de rápido, el Adam S es vistoso. Muy orientado al público joven, el exterior ofrece elementos diferenciadores como el alerón trasero, un paragolpes rediseñado, las comentadas llantas de 18 pulgadas con pinzas de freno en rojo, la salida de escape específica… En el habitáculo, la misma combinación de colores, con un salpicadero con un panel en rojo que contrasta con el negro de los asientos delanteros de tipo bacquet firmados por Recaro, de serie, que ofrecen una sujeción excelente.

Ahora bien, si quieres montarlos, primero deberás pasar por caja. Así es, como buen urbano chic, la gama Adam, en general, y el Adam S, en particular, ofrece multitud de opcionales, tales como la pintura bicolor (394 €), las llantas de 18 pulgadas (961 €), el equipo de sonido Infinity (462 €) e incluso los sensores de lluvia y luces (265 €) o la regulación en altura del asiento del conductor (52 €). Eso sí, elementos como los asientos Recaro, el Opel OnStar, los pedales en aluminio, los cristales traseros tintados, el volante y los asientos calefactables o el control del ángulo muerto, entre otros, son de serie.

En total, si quieres optar por el mismo Adam S que nosotros hemos desgranado, prepárate para abonar nada menos que 25.119 €, es decir, 3.721 € más de lo que se pide de fábrica por él. Sí, es un precio elevado para un coche urbano, con 170 litros de maletero, dos plazas traseras justas para llevar a dos adultos y que resulta algo incómodo para el día a día; pero como todo buen deportivo, en la distinción está el gusto y con este Adam S, además de ir dando la nota, conducirás siempre con una sonrisa en la cara. Y eso, como parafraseando al anuncio, “no tiene precio”.

¿Preparado para lo siguiente?

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