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Prueba: Ssangyong XLV D16T 4x2 Limited Aut. – Entre dos tierras

Ssangyong propone un producto tan vistoso como un todocamino y tan práctico (o más) como un monovolumen. Se llama XLV y nosotros lo hemos probado en profundidad para darnos cuenta, de nuevo, la belleza está en el interior.

Hace unas semanas te trajimos una comparativa un tanto peculiar. Aquella en la que enfrentábamos a un monovolumen, el Renault Scénic, con un todocamino, el SEAT Ateca.El motivo, intentar conocer por qué estos últimos han conseguido ganar tanto terreno, dejando las ventas de los primeros en la mínima expresión. Una lucha que otros fabricantes han preferido obviar de una manera práctica y muy sencilla: uniendo ambos mundos.

Así es como Ssangyongha dado forma al protagonista de estas líneas: el XLV. Un vehículo que nació con la idea de llenar el hueco existente entre el exitoso Tivoliy el mastodóntico Rodius (target=undefined). Así, cuando uno quiere catalogarle, no ha de entrar en complicaciones y nombrarle como lo que es: un crossover con aptitudes familiares. Si bien su diseño evoca más al de un monovolumen, la robustez y grandiosidad de elementos como sus parachoques, llantas o altura libre al suelo, nos permiten hablar de él como un SUV. Y eso que no es posible equiparle con un sistema de tracción integral (marca de la casa), pero visto lo que destilan algunos sectores SUV, esto deja de ser una desventaja para convertirse en la pauta dominante.

¡Menudo culo!

El XLV está construido sobre la nueva plataforma de Ssangyong, estrenada precisamente en el Tivoli, un hecho que, como veremos, garantizada una muy buena habitabilidad. Ahora bien, para gozar de un amplísimo espacio interno ha sido necesario estirar ligeramente su carrocería. En concreto, los 4,44 metros de longitud que ofrece implican 24 centímetros más que su hermano pequeño; si bien aún se quedan lejos de los más de cinco metros que dan forma al Rodius. Una ganancia que ha ido a parar directamente al voladizo trasero, ya que tanto Tivoli como XLV poseen la misma distancia entre ejes: 2,60 metros.

Para integrarlo de la mejor manera posible, el trabajo de los diseñadores ha sido exhaustivo aunque al final han logrado su cometido: que no cante demasiado a la vista. No obstante, quien se compra un vehículo como el XLV le importa más el interior que lo que refleja el exterior. Y en este caso, lo que hay de puertas para adentro es muy, pero que muy, atractivo.

Cabe de todo

Cuando un servidor estuvo en la presentación del modelo hace poco más de un año, recuerdo que todos los integrantes de la marca hacían hincapié en un hecho: “el XLV es un 5+5”. Una expresión que venía a decirnos que en su habitáculo no solo hay espacio para albergar hasta cinco ocupantes, sino que además todos ellos podrán guardar sin ningún problema sus maletas, sean del tamaño que sean. El responsable, el enorme maletero que ofrece.

El volumen de carga inicial que anuncia la marca está estipulado en 720 litros, siempre y cuando le sumemos los 146 litros del doble fondo que aparece si no equipamos la rueda de repuesto. Un valor que, además se contabiliza hasta el techo y no hasta la bandeja. Pese a ello, y dada la longitud del modelo, el XLV es el rey de su segmento. A todo ello hay que sumar, además, una segunda fila de asientos que se abate en una proporción 40/60 aumentando la capacidad hasta los 1.440 litros y dejando un piso plano muy útil para la carga de objetos muy voluminosos. En este sentido, dicha acción será algo difícil de realizar, ya que la boca queda a una distancia demasiado elevada del suelo. En cualquier caso, el maletero del XLV es muy aprovechable gracias a las múltiples soluciones de las que hace gala y que sirven para mantener todos los objetos bien sujetos: ganchos, gomas, redes…

Sin penurias de espacio

Una vez hemos colocado nuestros enseres, toca analizar el espacio del habitáculo, el cual, como hemos dicho, no dista mucho del ofrecido por el Tivoli. La zona trasera es apta para tres adultos, aunque como suele ocurrir en estos casos, el que ocupe la plaza central irá algo más incómodo que los dos exteriores, por lo duro que resulta el respaldo y sin que ello repercuta en el espacio para las piernas o para la cabeza. Cuando dicha plaza no esté ocupada, esos pasajeros podrán gozar de un reposabrazos con porta bebidas (de ahí lo incómodo de la misma), un detalle que se suma a los múltiples huecos que ofrece y que nos permitirán dejar sujetas nuestras pertenencias. Ahora bien, se echa en falta que dichos ocupantes dispongan de salidas de ventilación independientes.

Delante, la sensación que tendremos es la de estar subidos a un Tivoli, ya que nada cambia. A simple vista ofrecen un diseño vistoso y llamativo, si bien abunda el empleo de plásticos duros, el nivel de acabado y de remate de los mismos es bastante alto, en la media de lo que nos suele ofrece una marca generalista. El acabado más equipado, como el nuestro, monta de serie el navegador con pantalla táctil de 8 pulgadas, situada en lo más alto de la consola central, con una visualización clara pero un manejo poco intuitivo. De nuevo, como buen monovolumen, destaca por los múltiples huecos portaobjetos de los que dispone.

El diésel, la opción

De los dos motores disponibles, uno diésel y otro de gasolina, nosotros nos decantamos por el primero de ellos. Un bloque turbo de cuatro cilindros y 1.6 litros de cilindrada que genera 115 CV y que destaca por su buen hacer desde que la aguja se sitúa en las 1.500 vueltas. Un empuje progresivo que nos permitirá afrontar con calma cualquier cuesta, repecho o atasco sin preocupaciones. Si bien el grueso de ventas de dicho modelo se lo lleva la caja de cambios manual de seis velocidades, la marca nos cedió una unidad asociada al automático con convertidor de par, del mismo número de relaciones.

Ni mucho menos es un punto en contra, pero sí modifica ligeramente la percepción de comodidad, sin olvidar los 2.000 € de sobrecoste que implica. Su funcionamiento está enfocado a sacar lo mejor del propulsor, circunstancia que puede derivar en una respuesta un tanto tosca y brusca cuando se busca una aceleración más contundente, momento en el que quizá echamos en falta unas levas tras el volante que nos permitieran tomar el control. Pese a todo, el tránsito entre marchas a un ritmo pausado es suave e imperceptible.

Prima el confort

La puesta a punto del chasis está enfocada hacia el confort. El XLV se convierte así en un devora kilómetros con el que podremos realizar grandes viajes sin acabar fatigados. Si bien el motor funciona mejor cuando el coche no va muy cargado, en autopista es capaz de mantener ritmos elevados sin demasiadas complicaciones, incluso con algo más de peso en la zona trasera. Eso sí, no esperes que el consumo medio se acerque al homologado, el cual si bien ya está cifrado en un valor alto, 5,8 l/100 km, el conseguido durante nuestra prueba (con un 90% en autovía y un 10% en ciudad), no consiguió bajar de los 7,1 litros.

Si optamos por sacarle a zonas reviradas, comenzaremos a percibir sus carencias, sobre todo en lo que a estabilidad se refiere. Ya sea en curvas pronunciadas como en enlazadas, notamos un balanceo excesivo de la carrocería. Además, la dirección no acaba de transmitirnos toda la información requerida, un hecho que se palia ligeramente seleccionando el modo Sport, algo más duro que el Confort y el Normal. Igualmente, si queremos sacarle fuera del campo, es recomendable que se haga por zonas sencillas y caminos anchos ya que pese a haber nacido de una marca enfocada a los SUV o de tener un aspecto más campero, sus cualidades off road son muy limitadas.

Imbatible

Comercialmente hablando, el Ssangyong propone dos niveles de acabado para los XLV animados con motor diésel: Premium y Limited. Nuestra unidad equipaba el segundo de ellos, siendo la diferencia entre ambos de 2.450 €. Ahora bien, si por algo destaca este crossover familiar es que independientemente de cuál tengamos, el equipamiento disponible es muy alto. Así, a los elementos disponibles en el Premium: climatizador automático bizona, control de velocidad, cámara trasera, tapicería en cuero, barras en el techo, luces diurnas LED…; hay que añadir elementos casi de lujo como el volante y los asientos calefactables, el comentado sistema multimedia con pantalla táctil de 8 pulgadas y navegador, doble puerto USB delantero, Bluetooth, sensores de luces y lluvia, llantas de 18 pulgadas… Todo ello por un precio de venta de 26.550 € al que hay que descontar una promoción de marca de 2.500 €, quedando finalmente en 24.050.

En definitiva, si alguien aún tiene dudas de qué coche elegir, un SUV o un monovolumen, el XLV combina lo mejor de ambos mundos y, además, lo hace con un nivel de acabado y un equipamiento más que correctos.

  • Ficha Técnica Ssangyon XLV D16T 4x2 Limited Aut.

    Motor: Diesel, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 1.597 cm3

Potencia: 115 CV entre 3.400-4.000 rpm

Par: 300 Nm entre 1.500-2.500 rpm

Velocidad Máxima: 174 km/h

0-100 km/h: 7,5 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 7,5 / 4,9 / 5,9 l/100 km

Emisiones CO2: 154 gr/km

Dimensiones: 4.440 / 1.798/ 1.635 milímetros

Maletero: 720-1.440 litros

Peso: 1.500 kg.

Cambio: Automática, con convertidor de par, seis velocidades

Depósito: 47 litros

Precio: 26.550 euros

Ssangyong XLV en AutoScout24. (target=undefined)

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