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Test breve: Ferrari 488 Spider – Una auténtica delicia

La línea de antepasados del Ferrari 488 Spider puede dibujarse y llegar hasta casi 40 años atrás.

Durante todo este tiempo ha habido mucha evolución, tecnológica y mecánica, sin ir más lejos, el antepasado de este Spider era de aspiración natural mientras que a este se le ha acoplado un motor turbo ya conocido por usarse en el Ferrari California y que entrega 670 cv de potencia. Su precio es de 228.400 euros en el mercado alemán y su nivel de excelencia es asombroso. En el universo Ferrari ya sabemos quién el que siempre manda. Todo el habitáculo y el puesto de conducción están orientados siempre hacia el piloto. De hecho, en este Spider, el gran tacómetro en el cuadro de instrumentación no puede verse desde el asiento del acompañante, ya que va flanqueado por otras dos pantallas que dejan la información reservada exclusivamente a quien pone las manos sobre el volante. Sin embargo, como un acto de generosidad de quien invierte esta cantidad de dinero en una experiencia de conducción única, se ha puesto a disposición del acompañante una pequeña pantalla encima de la guantera que informa sobre la velocidad actual, kilometraje y otros datos que pueden resultar de interés para quien va a sentado en el lado derecho.

Una vez acoplados, piloto y pasajero, nos llama la atención la escasa botonería que hay, y que está dispuesta alrededor del cuadro de instrumentación o directamente sobre el volante. No hay reposabrazos central y apenas hay un par de controles entre los asientos para seleccionar el modo de conducción y el botón de arranque, bien visible por tamaño y por color (rojo Ferrari, por supuesto).

50 kg más que el GTB

En la parte de atrás, como hemos dicho, hay un propulsor de 3.9 litros que saca 670 cv y que, como máximo, puede reunir una cantidad de par cercana a los 760 Nm. A un régimen de 3.000 revoluciones ya puede trasladar toda su fuerza al eje posterior, lo que hace sentir un empuje tan brutal en el asiento como el ruido que sale por el escape. Toda la aceleración se controla a través de unas levas tras el volante, aunque en realidad, para acelerar de cero a cien con este coche no hace falta pasar de segunda marcha en el modo manual. De todos modos, la caja de doble embrague puede ahorrarnos la labor de pensar en el momento óptimo de cambio y calcular la maniobra automáticamente.

  • Longitud / Anchura / Altura (4568 / 1952 / 1211)
  • Peso: 1.525 kg
  • Motor: V8 3902 cc 670 cv / 760 Nm a 3.000 rpm
  • Cambio: Automático 7 velocidades
  • Tracción: trasera
  • V.máxima: 325 km/h
  • 0 a 100 km/h: 3 segundos
  • Consumo mixto: 11,4 litros

Durante el tiempo que hemos podido disfrutar de esta maravilla hemos tenido la ocasión de poner al límite a este V8 en varias ocasiones, y damos fe de que funciona con la precisión de un reloj suizo. Al igual que en el modelo Coupé, este Spider –cuyo corte de inyección está situado en 8.000 vueltas- también es capaz de llegar a los cien km/h en tres segundos y a los doscientos km/h en tan solo 8,7 segundos (cuatro décimas más debido al incremento de peso del techo retráctil, que es de 50 kg). Si esto preocupa a algún cliente, nuestra opinión es que tan solo se percibe esta diferencia en el cronómetro y en ningún caso las sensaciones pierden matices o radicalidad.

Un verdadero espectáculo

Con respecto al comportamiento en curva, el Spider tampoco tiene que envidiar nada a la carrocería cerrada ya que la rigidez torsional es exactamente la misma. Con una tonelada y media de peso total, el italiano se desenvuelve como un pez en el agua y cuánto más difícil es la curva, mejor responde el coche a los movimientos de la dirección, precisos a la vez que cortos y siempre cómodos para el piloto.

Por otro lado, si el consumo de esta versión es algo que preocupe a alguien, hemos de decir que la homologación promete unos 11,4 litros pero que en realidad esto no es posible si con solo 150 km hemos gastado la mitad del depósito de combustible (que es de 80 litros). Esto es algo que sinceramente no nos preocupó hasta que devolvimos el coche, ya que el espectáculo sonoro que llega al habitáculo es tan grande que no deja empañarse por ninguna otra circunstancia.

Un sonido espectacular, incluso con el techo cerrado

Tras una maniobra de 14 segundos, el techo se pliega y queda perfectamente guardado en la parte posterior de los asientos, donde existe una lámina transparente que puede ajustarse en varias posiciones y que hace las veces de cortavientos aunque también puede cumplir una misión cuando el techo está cerrado, y es la de hacer que el sonido del motor se cuele de forma más nítida en el interior del coche.

Solo una cosa más. Si cambiamos el modo radical Race por el modo deportivo Sport, se puede disfrutar de un paseo mucho más agradable ya que el ruido es menor y la potencia sigue siendo más que suficiente para cualquier maniobra de adelantamiento repentina. Con esta serenidad y elegancia, el 488 se aleja del concepto tan radical y un tanto grosero de su principal enemigo, el Lamborghini Aventador, posicionándose más bien al lado del Porsche 911 Turbo S.

¿Preparado para lo siguiente?

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